Aníbal Ortizpozo Profesor y artista plástico
Exonerado Político
chileno, reside en Venezuela desde 1976.
Fue miembro del Comité de Artistas de la Unidad Popular |
Sinrazones de la censura. Cuando un dibujo no es apto para ser publicado mayo de 2009 |
Las imágenes que motivaron esta nota, forman parte, sin duda, de la recuperación de la memoria histórica y la resistencia de nuestros pueblos. Ellas nos harán pensar y simultáneamente, conocer entre otras cosas, acerca de la censura a expresiones plásticas como son las caricaturas de todos los tiempos y en cualquier lugar del planeta Tierra. Se trata de caricaturas que el New York Times pagó por no publicar calificándolas de blasfemas, políticamente embarazosas y sexualmente atrevidas. Afortunadamente después de algún tiempo, la periodista encargada de la sección de arte de esta publicación, la señora Jerelle Kraus, renuncia a su trabajo y publica el libro All the Art That’s fit to print (And Some That Wasn’t): Todo el arte apto para ser publicado (y un poco que no lo era). “Se podía escribir algo y ser todo lo mordaz que se quisiera – dice Jerelle – pero no podías dibujarlo”[1]. El libro publicado por Columbia University Press rescata 320 ilustraciones de 142 artistas gráficos del mundo entre ellos: David Levine, Jules Feiffer, Ronald Searle, Milton Glaser, Charles Addams, Maurice Sendak, Edward Gorey, Ralph Steadman, Larry Rivers, Saul Steinberg, Ben Shahn, Art Speigelman, Andy Warhol, Garry Trudeau, y muchos más.
Para los especialistas del campo del arte, comenta en un artículo de Rebelión, Steve Brown, escritor y activista[2] el libro revela cómo a Andy Warhol, artista estadounidense, para ese tiempo indiscutiblemente famoso, fue censurado:
Resulta pertinente reiterar lo que en múltiples oportunidades he escrito sobre mi experiencia con la censura al trabajo de ilustración y dibujo político, la bien planificada falta de espacios de los empresarios dueños de los medios y cómo esta práctica comunicacional hizo que la mayor parte de una producción artística, de grandes dibujantes con imaginación política, sea hoy desconocida, clandestina y muchos de sus creadores en vías de extinción. Sumo a todo ello la ignorancia y prejuicio de editores, así como el irrespeto al derecho de autor[3].
Los que nos hemos propuesto la tarea de recuperación la memoria de nuestras luchas de resistencia frente a los intocables sistemas de poder, nacionales y transnacionales de los medios de comunicación masiva, nos resulta altamente pertinente comentar y difundir investigaciones como ésta, para que pueda ser conocida ampliamente por todos aquellos creadores censurados, y nos propulse a seguir el ejemplo; ir a nuestras carpetas, a nuestros archivos y sacar a la luz todo aquel trabajo, toda aquella producción, que se nos ha censurado, que se ha excluido, denunciándolo para así, hacer justicia con la tan cacareada “libertad de expresión” de que hacen gala y dicen que practican los medios de comunicación transnacionales en manos de la empresa privada, mientras simultáneamente censuran y mienten con toda la impunidad que les da su poder económico.
Imágenes censuradas
La imagen de Kissinger (de David Levine) es una de las 320 ilustraciones que el propio New York Times había encargado originalmente para sus páginas de opinión editorial, pero que rechazó en lugar de publicarlas, y terminó por pagar más de un millones de dólares en “honorarios de anulación” para ocultarlas a la vista del público (a veces durante hasta 38 años).
La ilustración bastante benigna de Bill Clinton, por Robert Grossman de 1994, como cruzado (que probablemente le hubiera gustado a Clinton) fue rechazada por el antiguo Editor Ejecutivo del Times, Howell Raines, porque “es una inicua caricatura de un presidente en funciones” – a pesar de que el editorial que ilustraba era mucho más inicuo.
La ilustración de George W. Bush por Ward Sutton – sudando (literalmente) los resultados de la elección de 2000 - fue considerada poco halagadora para la majestad de su cargo. (No se supone que los presidentes de EE.UU. suden.) De modo que el trabajo sólo pudo ser publicado después que las gotas de sudor ofensivas fueron eliminadas de la frente de Bush – junto con lo que el artista haya querido decir.
Cuando se le presentó un dibujo de Nancy Stahl de una bombilla de alumbrar con un símbolo de copyright arriba (para un comentario editorial sobre patentes), del Editor Ejecutivo Raines exclamó: “¡No podemos publicar un pecho desnudo con un pezón!”
La ilustración que en 1980, el periódico encargó a Andy Warhol y que fue rechazada por la dirección como “sin sentido”.
En 1996 Milton Glaser dibujó un extraterrestre ardiente para un editorial del Día de San Valentín que describía fantasiosamente el amor intergaláctico. Fue eliminado porque la dirección dijo que la nariz del extraterrestre “parecía una parte tabú del cuerpo humano.”
Esta ilustración de un artículo sobre estética fue rechazada por desnudez inaceptable – escandalizando al artista de Belgrado Jugoslav Vlahovic. “Publicó dibujos como ése todo el tiempo en este país comunista,” dijo. La broma elegantemente sardónica de David Sutter, encargada para un artículo sobre el desdén con el que los ejecutivos ven al poder legislativo en EE.UU., no logró pasar la prueba del gusto –es decir, ofendía la dignidad del gobierno de EE.UU. (y al New York Times).
La interpretación por el humorista de Ohio, George Kocar, del pedido de Ronald Reagan de dinero para misiles alarmó a los editores –pero no por la nariz nuclear o los ojos ciegos. Lo que selló su suerte fue que reducía a un presidente de EE.UU. a la condición de mendigo.
El termómetro de Cathy Hall de 1996 debía ilustrar las brutales fluctuaciones en el tiempo (es decir, muestra más de 90 grados F [32º C], pero está rodeado de nieve). Fue eliminado, en los últimos segundos antes del cierre de la edición, cuando un editor objetó: “¡Es una eyaculación!” dijo.
Justo antes de la primera Guerra del Golfo, en 1991, esta representación de Sadam Husein de David Levine apareció bajo el título “La ascendencia del hombre.” El Times fue inundado por tantas quejas de árabes-estadounidenses que tuvo que instalar una línea telefónica separada con una disculpa grabada.
Un retrato relativamente benigno de Idi Amin por el artista peruano Carlos Llerena Aguirre, fue considerado una acusación “demasiado severa” de los asesinatos de su propio pueblo por el tirano ugandés – a pesar de que el artículo se mostró mucho más feroz en su condena. De nuevo, puedes decirlo, pero no puedes dibujarlo.
La imagen, por Brad Holland, de una rata suicida, para un artículo sobre viviendas de bajo coste en Manhattan, fue rechazada, dijo el editor, por “ir demasiado lejos” (no importa lo que haya querido decir).
Imágenes y textos publicados por Rebelión en un artículo escrito por Steve Brown sobre el libro “All the Art That’s fit to print (And Some That Wasn’t) de Jerelle Kraus. La traducción del inglés para Rebelión fue realizada por Germán Leyens, 2009. http://humorgraficonecesario.blogspot.com
Notas [1] Jerelle Kraus, Periodista, All the Art That’s fit to print (And Some That Wasn’t), Columbia University Press, 2008. [2] Steve Brown, Escritor, AlterNet , “Blasfemas”, “políticamente embarazosas,” sexualmente “atrevidas” Las caricaturas que el New York Times pagó por no publicar, Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens, Rebelión, 2009. [3] Aníbal Ortizpozo, Docente -Artista, Editor del libro Humor gráfico imprescindible, Cedeño, Centeno, Eneko, Bosco, Ortizpozo, Peli, Vargas, Fondo Editorial Question, 2005. |