-
”Durante muchos años y
generaciones, a lo largo de un siglo, miles de hombres y mujeres en
Venezuela, en esta nuestra casa, ensayaron una interpretación de sus
propias vidas, y de las ajenas, una visión del mundo un
reconocimiento del mundo a través de sus obras. Obras que por allí
fueron quedando diseminadas enclaustradas en galerías, en museos, en
colecciones públicas y privadas. La idea que sostuvimos con fuerza,
fue recoger una selección de todo ello y entregarla ordenadamente a la
mirada colectiva como una muestra de lo que produjo el siglo pasado
marcando aquellas vidas. A esa selección, a esa muestra la llamamos “megaexposición”.
-
Farruco Sesto.
-
-
Así, tal como lo
escribe y se lo propuso Farruco Sesto, Viceministro de la Cultura y su
equipo viceministerial, se inauguró este utópico e importante evento
artístico de las artes plásticas venezolanas. Más sin embargo ocurre,
como es sabido toda “selección”, si no está sustentada en una seria
investigación y documentación histórica, para lo cual se requiere tiempo
y personal capacitado, resulta insuficiente, injusta y superficial. Es
necesario insistir, que la valiosa producción artística venezolana del
siglo XX, no sólo está en las colecciones públicas y privadas, más aún,
se tiene la impresión que muchas curadurías tampoco recurrieron a esas
colecciones y se hicieron a partir de “catálogos”, descartando por
múltiples razones, otra de las valiosas informaciones: la de los
artistas en sus talleres, testimonios de su tiempo y patrimonios
artísticos vivos del Siglo XX. Fuera de los talleres y colecciones,
también existen a contracorriente, los artistas sin galería y sin
portafolios, que trabajan en contraposición al poder oficial del arte,
los que crearon lo que he llamado una zona de disturbios para sus
expresiones artísticas y manifiestos públicos, los que Juan Calzadilla
llamó “vanguardia crítica”. Todos ellos, sus obras más importantes en
ese sentido, brillan por su ausencia, siguen en el “borrón histórico”
que por lo demás no sorprende a nadie .
-
El evento privilegia
y esta dedicado a la obra individual como ”objeto artístico”, por
consiguiente, las acciones, performances, instalaciones, ensamblajes,
publicaciones, manifiestos de grupos, no están recogidos ni expuestos en
la década del 70 ni en la del 80. Los espacios públicos donde se
dio cita, la imaginación política estos creadores, tampoco están
considerados: la Galería Viva México, La Trinchera, Cruz del Sur, La
Cayapa , la Otra Banda, la Ocre, el Nido del Callejón y muchos otros de
extensa programación de grupos de artistas y exposiciones colectivas de
solidaridad con los pueblos del llamado Tercer Mundo.
-
Volviendo a la
Megaexposición, es cierto que la inclusión o exclusión (
“omisión involuntaria” como lo sostienen los actuales curadores
contratados por el Estado) no legitima, ni deslegitima, la obra
de un artista. Especialmente a aquellos artistas que voluntariamente (o
no) se encuentran fuera del circuito del mercado y alejados del pequeño
grupo del poder público y privado que decide la programación
artístico-plástica del país en sus museos y galerías de arte.
-
Sería grave que con la
Megaexposición se estuviera reafirmando, el poder que
sigue en manos la misma minoría elítica de ayer, quien de antemano
históricamente, ya había decidido, cuál ha sido el arte del siglo XX, en
otras palabras, el arte que a ellos les gusta y que es conveniente y
adecuado incluir.
En toda programación cultural y artística para esta década, más allá de
las tácticas y estrategias de las políticas culturales del Estado, debe
existir una voluntad política de revisión y cambio. En otras reflexiones
y polémicas, me he referido extensamente la Historia Oficial del Arte y
la Cultura venezolana y al grupo de poder que maneja el circuito de la
producción artística. Siempre me ha sorprendido, cómo los analistas y
estudiosos de la producción artística, han excluido olímpicamente en sus
escritos la lamentable situación que tienen las escuelas de formación
artística como la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas de Caracas,
el Instituto Universitario Armando Reverón, sin olvidar las escuelas del
interior del país, y sobre todo la pobre existencia de la educación
artística dentro de los programas de la educación general.
-
Esto no lo sostengo yo aisladamente, cito parte del Manifiesto del
Grupo Confrontacción Real (eneko, ortizpozo, mary carmen pérez, peli,
edmundo vargas, y gilberto ramírez) del año 1983: “Bajo
los estandartes de la participación, la ley de la oferta y
la demanda y el arte por el arte, nuestra obra, se subordina al
interés del programa, a las relaciones con el mercado consumidor y a
los dictámenes éticos y estéticos de la crítica de arte. En
consecuencia, el entretejido de las relaciones sociales cotidianas que
conforma el ámbito donde se gesta y se produce la obra visual y por
ende, la relación de ésta con el público, marcha aceleradamente hacia
la enajenación de su propia finalidad. Lo que era subsidiario, pasa a
ser fundamental y el acontecimiento humano y primordial de la creación,
y el goce de lo creado queda subordinado a intereses espurios. Los
participantes en CONFRONTACCION REAL afirmamos nuestro derecho a
gestionar por completo la relación de nuestra obra con el público.
RECLAMAMOS nuestro derecho a disentir de los criterios oficiales, de los
criterios mercantiles y del imprimátur arzobispal de la crítica
de arte en los medios de comunicación masiva así y RECORDAMOS a
burócratas, marchands, y críticos, que no es precisamente
nuestra obra la que debe estar a su servicio, sino todo lo contrario”.
Entre el clavel y la espada.
Una experiencia a considerar
La producción cultural artística de un siglo se integra e interacciona
en sí misma, constituye, un relato de sueños y utopías, como un todo
coherente, música, teatro, literatura, cine, tienen fuertes y visibles
ataduras con la plástica. Exponerlas separadas es una legítima opción,
aunque en ocasiones puede resultar un tanto artificial, si se quiere dar
una visión amplia y propiciar un reencuentro sensible con las
creaciones artísticas de un siglo.
-
En este
sentido en ocasiones ni siquiera es necesario para dar la visión de un
siglo la presencia masiva de todas las obras y artistas, también puede
realizarse a partir de un artista o un grupo de ellos, como ha sido la
Exposición Entre el clavel y la espada: Rafael Alberti en su siglo,
que se realizó en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid
entre el 16 al 24 de noviembre 2003. A través de su extensa trayectoria
vital, su poética, pintura. Los “comisarios”, léase curadores, reunieron
cerca de un millón de piezas entre manuscritos, primeras ediciones,
traducciones de sus libros, objetos personales, fotografías,
correspondencia con Pablo Neruda, García Lorca, entre otros. Allí estaba
su pintura, escultura, dibujos, grabados y liricografías y también obras
de artistas que lo rodearon como Picasso, Dalí, Sequeiros, Saura,
Tapies, Matta, entre otros. En los espacios se oía la música de su
tiempo, sus poesías hechas canciones y sobre todo se observaba la
estrecha relación que Alberti tuvo con el cine, porque se alternaban
textos, guiones, poemas con extractos de películas de Harold Lloyd,
Buster Keaton, Chaplin o El Gordo y el Flaco.
A través de este proyecto de inmensa envergadura se define en su
totalidad la trayectoria vital artística de Alberti y el Siglo XX.
Mientras tanto en París, en el Centro Pompidou, paralelamente se daba
una visión del siglo XX a través del pensamiento y obra de Jean Cocteau.
-
Si
queremos dar una visión amplia del arte y la cultura de un siglo en
Venezuela es necesario debatir más profundamente, con la más amplia y
democrática participación de los artistas y con criterios, como los
aplicados en esta ocasión. No se debería separar el siglo XX en décadas,
para repartirla entre curadores y museos. Es obvio que hay producciones
que abarcan períodos que no se ajustan a décadas establecidas como 70,
80, 90, sino más bien algunas comienzan y terminan a la mitad de ellas.
-
Es
limitante además separar las manifestaciones artísticas en
compartimentos-laboratorios, donde la plástica saca siempre la peor
parte, separada y confinada a un museo-cementerio donde la obra se
“cosifica” en un muro colgada de un clavito, en medio de un espacio sin
espectadores y sobre todo sin una comunidad activa, que haga suyo los
eventos, que sienta que esa institución le pertenece. Todo evento que
pretenda reflejar el arte y la cultura de un siglo, debiera abordarse
como una Documenta, que integre la plástica, la música, la
literatura, el teatro, el cine, el vestuario, la gastronomía, las
fiestas patronales y la fotografía de ese período de tiempo. Aquí
límites territoriales y pasaportes, no deben ser requisitos limitantes
para una Megaexposición, que legítimamente se refiere al arte
venezolano, más sin embargo, es necesario fortalecer criterios flexibles
para el arte que se produce en territorio venezolano y no caer en
reduccionismos que nieguen lo universal del arte, omitiendo los
múltiples aportes que al Arte Venezolano, se han hecho en el siglo XX
desde los movimientos artísticos del exterior y los artistas no
venezolanos, que residen en Venezuela, cuya obra pertenece al desarrollo
del Arte y la Cultura de este país y de Latinoamérica toda.
-
Exponer
es exponerse, también es asumir responsabilidades y sostener
racionalmente la idea, de lo que quiso hacer. Debatir autocríticamente
la distancia que siempre hay, entre lo que se quiso hacer y lo que se
hizo, sin culpar a otros por nuestras limitaciones, o argumentar la
consabida falta de tiempo, recursos económicos y/o de espacios, porque
ya los creadores sabemos que oculta una exclusión (u “omisión
involuntaria” ). Exclusiones y omisiones que en el siglo XX se hicieron
“clásicas” por lo repetidas.
El Arte Venezolano Del Siglo XX - La megaexposición 1900 - 2000
es sin duda una excelente iniciativa que es necesario evaluar y revisar,
con la más amplia participación de los artistas plásticos en Venezuela
en la perspectiva de lo perfectible.