Aníbal Ortizpozo

Profesor y artista plástico

ortizpozo@cantv.net

www.ortizpozo.com

Quien mucho abarcaŠ
Arte venezolano del siglo XX. La Megaexposición       

febrero de 2004

”Durante muchos años y generaciones, a lo largo de un siglo, miles de hombres y mujeres en  Venezuela, en esta nuestra casa, ensayaron una interpretación de sus propias vidas, y de las  ajenas, una visión del mundo un reconocimiento del mundo a través de sus obras. Obras que por allí fueron  quedando diseminadas enclaustradas en galerías, en museos, en colecciones públicas y privadas. La idea que sostuvimos con fuerza, fue recoger una selección de todo ello y entregarla ordenadamente a la mirada colectiva como una muestra de lo que produjo el siglo pasado marcando aquellas vidas. A esa selección, a esa muestra la llamamos “megaexposición”.
Farruco Sesto.
 
Así, tal como lo escribe y se lo propuso Farruco Sesto, Viceministro de la Cultura y su equipo viceministerial, se inauguró  este utópico  e importante evento artístico de las artes plásticas venezolanas. Más sin embargo ocurre, como es sabido toda “selección”, si no está sustentada en una seria investigación y documentación histórica, para lo cual se requiere tiempo y personal capacitado, resulta insuficiente, injusta y superficial. Es necesario insistir, que la valiosa producción artística venezolana del siglo XX, no sólo está en las colecciones públicas y privadas, más aún, se tiene la impresión que muchas curadurías tampoco recurrieron a esas colecciones y se hicieron a partir de “catálogos”, descartando por múltiples razones, otra de las valiosas informaciones: la de los artistas en sus talleres, testimonios de su tiempo y patrimonios artísticos vivos del Siglo XX. Fuera de los talleres y colecciones, también existen a contracorriente, los artistas sin galería y sin portafolios, que trabajan en contraposición al poder oficial del arte, los que crearon lo que he llamado una zona de disturbios para sus expresiones artísticas y manifiestos públicos, los que Juan Calzadilla llamó “vanguardia crítica”. Todos ellos, sus obras más importantes en ese sentido, brillan por su ausencia, siguen en el “borrón histórico” que por lo demás no sorprende a nadie .
 
El evento privilegia  y esta dedicado a la obra individual como ”objeto artístico”, por consiguiente, las acciones, performances, instalaciones, ensamblajes, publicaciones, manifiestos de grupos, no están recogidos ni expuestos en la década del 70 ni en la del  80. Los espacios públicos donde se dio cita, la imaginación política estos creadores, tampoco están considerados: la Galería Viva México, La Trinchera, Cruz del Sur, La Cayapa , la Otra Banda, la Ocre, el Nido del Callejón y muchos otros de extensa programación de grupos de artistas y exposiciones colectivas de solidaridad con los pueblos del llamado Tercer Mundo.
 
Volviendo a la Megaexposición, es cierto que la inclusión o exclusión ( “omisión  involuntaria” como lo sostienen los actuales curadores contratados por el Estado) no legitima, ni deslegitima, la obra de un artista. Especialmente a aquellos artistas que voluntariamente (o no) se encuentran fuera del circuito del mercado y alejados del pequeño grupo del poder público y privado que decide la programación artístico-plástica del país en sus museos y galerías de arte.
 
Sería grave que con la Megaexposición se estuviera reafirmando, el poder que sigue en manos la misma minoría elítica de ayer, quien de antemano históricamente, ya había decidido, cuál ha sido el arte del siglo XX, en otras palabras, el arte que a ellos les gusta  y que es conveniente y adecuado incluir.
En toda programación cultural y artística para esta década, más allá de las tácticas y estrategias de las políticas culturales del Estado, debe existir una voluntad política de revisión y cambio. En otras reflexiones y  polémicas, me he referido extensamente la Historia Oficial del Arte y  la Cultura venezolana y al grupo de poder que maneja el circuito de la producción artística. Siempre me ha sorprendido, cómo los analistas y estudiosos de la producción artística, han excluido olímpicamente en sus escritos la lamentable situación que tienen las escuelas de formación artística como la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas de Caracas, el Instituto Universitario Armando Reverón, sin olvidar las escuelas del interior del país, y sobre todo la pobre existencia de la educación artística dentro de los programas de la educación general.

Esto no lo sostengo yo aisladamente, cito parte del Manifiesto del Grupo Confrontacción Real (eneko, ortizpozo, mary carmen pérez, peli, edmundo vargas, y gilberto ramírez) del año 1983: Bajo los estandartes de la participación, la ley de la oferta y la demanda y el arte por el arte, nuestra obra, se subordina al interés del programa, a las relaciones con el mercado consumidor  y a los dictámenes éticos y estéticos de  la crítica de arte. En consecuencia, el entretejido de  las relaciones sociales cotidianas que conforma el ámbito donde se gesta y se produce la obra visual y por ende, la  relación de ésta con el público, marcha aceleradamente hacia la enajenación de su propia finalidad. Lo que era subsidiario, pasa a ser fundamental y el acontecimiento humano y primordial de la creación, y el goce de lo creado queda subordinado a intereses espurios. Los participantes en CONFRONTACCION REAL afirmamos nuestro derecho a gestionar por completo la relación de nuestra obra con el público. RECLAMAMOS nuestro derecho a disentir de los criterios oficiales, de los criterios mercantiles y del imprimátur arzobispal de la crítica de arte en los medios de comunicación masiva así y RECORDAMOS a  burócratas, marchands,  y críticos, que no es precisamente nuestra obra la que debe estar a su servicio, sino todo lo contrario”.    

Entre el clavel y la espada. Una experiencia a considerar
La producción cultural artística de un siglo se integra e interacciona en sí misma, constituye, un relato de sueños y  utopías, como un todo coherente,  música, teatro, literatura, cine, tienen fuertes y visibles ataduras con la plástica. Exponerlas separadas es una legítima opción, aunque en ocasiones puede resultar un tanto artificial, si se quiere dar una visión amplia y propiciar un reencuentro sensible con  las creaciones artísticas de un siglo.
 
En este sentido en ocasiones ni siquiera es necesario para dar la visión de un siglo la presencia masiva de todas  las obras y artistas, también puede realizarse a partir de un artista o un grupo de ellos, como ha sido la Exposición Entre el clavel y la espada: Rafael Alberti en su siglo, que se realizó en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid entre el 16 al 24 de noviembre 2003. A través de su extensa trayectoria vital, su poética, pintura. Los “comisarios”, léase curadores, reunieron cerca de un millón de piezas entre manuscritos, primeras ediciones, traducciones de sus libros, objetos personales, fotografías, correspondencia con Pablo Neruda, García Lorca, entre otros. Allí estaba su pintura, escultura, dibujos, grabados y liricografías y también obras de artistas que lo rodearon como Picasso, Dalí, Sequeiros, Saura, Tapies, Matta, entre otros. En los espacios se oía la música de su tiempo, sus poesías hechas canciones y sobre todo se observaba la estrecha relación que Alberti tuvo con el cine, porque se alternaban textos, guiones, poemas con extractos de películas de Harold Lloyd, Buster Keaton, Chaplin o El Gordo y el Flaco.
A través de este proyecto de inmensa envergadura se define en su totalidad la trayectoria vital artística de Alberti y el Siglo XX. Mientras tanto en París, en el Centro Pompidou, paralelamente se daba una visión del siglo XX a través del pensamiento y obra de Jean Cocteau.
 
Si queremos dar una visión amplia del arte y la cultura de un siglo en Venezuela es necesario debatir más profundamente, con la más amplia y democrática participación de los artistas y con criterios, como los aplicados en esta ocasión. No se debería separar el siglo XX en décadas, para repartirla entre curadores y museos. Es obvio que hay producciones que abarcan períodos que no se ajustan a décadas establecidas como 70, 80, 90, sino más bien algunas comienzan y terminan a la mitad de ellas.
 
Es limitante además separar las manifestaciones artísticas en compartimentos-laboratorios, donde la plástica saca siempre la peor parte, separada y confinada a un museo-cementerio donde la obra se “cosifica” en un muro colgada de un clavito, en medio de un  espacio sin espectadores y sobre todo sin una comunidad activa, que haga suyo los eventos, que sienta que esa institución le pertenece. Todo evento que pretenda reflejar el arte y la cultura de un siglo, debiera abordarse como una Documenta, que integre la plástica, la música, la literatura, el teatro, el cine, el vestuario, la gastronomía, las fiestas patronales y la fotografía de ese período de tiempo. Aquí límites territoriales y pasaportes, no deben ser requisitos limitantes para una Megaexposición, que legítimamente se refiere al arte venezolano, más sin embargo, es necesario fortalecer criterios flexibles para el arte que se produce en territorio venezolano y no caer en reduccionismos que nieguen lo universal del arte, omitiendo los múltiples aportes que al Arte Venezolano, se han hecho en el siglo XX desde los movimientos artísticos del exterior y  los artistas no venezolanos, que residen en Venezuela, cuya obra pertenece al desarrollo del Arte y la Cultura de este país y de Latinoamérica toda.
 
Exponer es exponerse,  también es asumir responsabilidades y sostener racionalmente la idea, de lo que quiso hacer. Debatir autocríticamente la distancia que siempre hay, entre lo que se quiso hacer y lo que se hizo, sin culpar a otros por nuestras limitaciones, o argumentar la consabida falta de tiempo, recursos económicos y/o de espacios, porque ya los creadores sabemos que oculta una exclusión (u “omisión involuntaria” ). Exclusiones y omisiones que en el siglo XX se hicieron “clásicas” por lo repetidas.
El Arte Venezolano Del Siglo XX - La megaexposición 1900 - 2000 es sin duda una excelente iniciativa que es necesario evaluar y revisar, con la más amplia participación de los artistas plásticos en Venezuela en la perspectiva de lo perfectible.