María Centeno

artista plástica

mariacent@gmail.com

Sobre las cunetas

5 de marzo de 2009

El ministro y arquitecto Farruco Sesto ha publicado un artículo particularmente injusto en contra de los autores de la columna Aceras y Brocales. Especialmente injusto cuando comienza acusándolos de soberbios. Los autores de la citada columna son connotados profesionales de la arquitectura, respetados profesores de la facultad de Arquitectura de la UCV, con una vasta experiencia docente y muchos logros profesionales, y sin embargo jamás han hecho alarde de todo ello en su columna, por el contrario, exhiben una ejemplar modestia y una notable inapetencia por protagonismos, pantallas o prebendas.

Los artículos que han aparecido en esa columna generalmente son ejemplo de crítica valiente y constructiva, siempre progresista, siempre del lado de la revolución, eso sí, sin obsecuencias ni obediencias automáticas.

El ministro en su artículo que titula con ironía "Aceras, Brocales y Cunetas", tilda a los autores de irresponsables y de piratería en la crítica. Los acusa de generalizar y no decir nada nuevo. Quienes hemos seguido esa columna sabemos que las críticas son siempre puntuales y concretas, y aunque no siempre hemos estado de acuerdo, la mayoría de las veces proponen soluciones realistas y de sentido común.

Nos preocupa la piel sensible del ministro Sesto. Responder a la críticas con acusaciones de oposicionismo es una vieja práctica del estalinismo. El ministro no refuta una idea concreta, no asoma un argumento; se limita a defenderse, él sí, con uñas y dientes, y a decir que él trabaja con modestia con una dirección estratégica. Dime de qué te ufanas y te diré de qué careces.

La crítica y la autocrítica en una revolución son fundamentales para no repetir errores ni perpetuar vicios. Sin revisión ni autocrítica no hay la posibilidad de avanzar en el socialismo y la construcción de la sociedad justa, solidaria y feliz a la que aspiramos.