Aníbal Ortizpozo Profesor y artista plástico
Exonerado Político
chileno, reside en Venezuela desde 1976.
Fue miembro del Comité de Artistas de la Unidad Popular |
Legítimo debate en la revolución bolivariana. Políticas culturales y artísticas de Estado esperan por las “Tres Erres” 5 de marzo de 2009 |
Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía tomada como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etc.) se pudiera llegar a un callejón sin salida” CHE
Sobre los logros concretos en materia de política cultural y artística, el Ministro del despacho Héctor Soto en uno de sus artículos en la Web de su Ministerio, escribe:
Siguiendo el espíritu de lo expresado por el Ministro Soto, analizo algunos textos y escritos publicados en distintos medios nacionales y que debieran formar parte del gran debate sobre las prácticas culturales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Seguramente hemos errado, dice el Ministro Soto, pero no se tiene conocimiento público explícito, si los eventos realizados fueron evaluados adecuadamente, en observación estricta en torno a su naturaleza y su impacto social revolucionario, o por el contrario es cierto que en su mayoría fueron eventos limitados a un entretenimiento efímero. Sí, hemos errado. El mandato de aplicación de las “Tres Erres” (revisión, reimpulso y rectificación) así lo indica. Entonces, ¿Dónde y cuándo se aplicaron las Tres Erres en los programas y prácticas culturales del Ministerio? Reimpulso, por ejemplo: El anuncio presidencial (Consejo de Ministros televisado el día 1 de marzo 2008) donde se informó la aprobación de un crédito de BsF 65 millones para el inicio de la Misión Cultura en todo el territorio nacional; se llamará "Misión Cultura Corazón Adentro" y tendrá como objetivo primordial crear circos populares para ofrecerles funciones y música a las clases populares. Medida criticada por los trabajadores y hacedores de cultura del país, quienes afirman que el circo no pertenece a las tradiciones culturales venezolanas, ni a su memoria histórica[2]. Se escuchan opiniones, pero no se dice cuales. Se desconocen porque al parecer no es conveniente debatirlas, matan votos. Entonces, ¿qué es lo mucho que falta por hacer en materia de política cultural? ¿Qué es lo que hace afirmar a sus críticos, quienes paradójicamente no son de oposición sino más bien apoyan el proceso revolucionario, que las instituciones del estado no están en revolución? “Las instituciones públicas –escribe José Luis Omaña– dedicadas al Gran Arte –como la mayoría de nuestros museos nacionales– están muy lejos de incorporar a sus prácticas las premisas de la revolución. La reciente inauguración del VII Salón Pirelli de Jóvenes Artistas, en el Museo de Arte Contemporáneo, lo demuestra. Con este salón la Fundación Museos Nacionales se convierte, acaso sin saberlo, en la punta de lanza de la reacción. ¿Por qué? Porque el Pirelli (todo el mundo lo sabe) es un simulacro museográfico para catapultar “artistas” hacia el circuito mercantil del arte, porque no representa a la juventud creadora, ni a los valores más críticos de la estética contemporánea y porque sirve, desde el disfraz del cubo blanco museístico, a los más altos intereses simbólicos de la sociedad de consumo”[3]. El Salón Exxon Mobil en el Museo de Bellas Artes, como el Pirelli, fue ejemplo de lo que no está en revolución. Los expertos directores y supervisores aceptaron como legítimas las “alianzas estratégicas” con el capital depredador de empresas transnacionales protestadas públicamente por los creadores venezolanos[4]. Se escuchan opiniones. A modo de ejemplo, desde el Ministerio de la Cultura se ha postergado permanentemente la creación de la LEY ORGÁNICA DE CULTURA. Mucho menos se ha considerado los aportes críticos y disidencia programática de los trabajadores del arte y la cultura, por lo cual no ha sido posible someter a debate, dentro del campo revolucionario, un proyecto de revolución cultural alterno al vigente, para que se realice una rectificación verdadera, con una Constituyente Cultural Originaria[5]. El triunfo del SÍ por la aprobación de la Enmienda Constitucional y las primeras palabras del Presidente Hugo Chávez, desde el Balcón del Pueblo en el Palacio de Miraflores, son elementos básicos y líneas estratégicas para un debate y aplicación de las Tres Erres en materia de política cultural. No nos hagamos los sordos, el Presidente ha sido claro cuando expresó entre variadas reflexiones: “Gobierno, partido y pueblo; quiero que retomemos con fuerza en todos los espacios del Gobierno aquella política de las 3R: revisión, rectificación y reimpulso revolucionario, a partir de este mismo momento”. “Lograr en esos cuatro años que quedan, de este periodo constitucional de Gobierno, el más alto grado de eficiencia en la gestión pública y en el impulso del Proyecto Nacional Simón Bolívar, en los planes del Gobierno para solucionar los problema del pueblo”. “La lucha contra la corrupción y sus viles maneras, la lucha contra la inseguridad, la lucha contra el despilfarro, la lucha contra el burocratismo y la ineficiencia”[6]. Desde mi punto de vista, los grandes logros de la Revolución Bolivariana son evidentes, pero se reconocen, mucho más que en Política Cultural (donde estamos en deuda), por todos los programas sociales de las misiones que se orientan a la reducción de la “miseria crítica”. En las áreas de Previsión Social, Medicina preventiva y de atención primaria en Barrio Adentro. Los programas de soberanía alimentaria a través de Mercal y Pdval y el enorme avance de una Política Exterior digna y soberana, destacándose especialmente, su mirada unitaria hacia el Sur del Continente, como nunca antes se había realizado. En síntesis, la revolución del discurso, reconoce la legitimidad de los venezolanos que opinan y cuestionan las prácticas culturales, pero de hecho la burocratización estadal ha impedido dar respuestas orgánicas y articular debates públicos coherentes al cuestionamiento público existente. La ausencia de autocrítica o la incapacidad de difundirla, se hace presente en la tan socorrida frase (tomada de Gramsci), hoy justificadora de toda práctica cultural inadecuada: “lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer”, mientras los ya “nacidos” que formamos parte de este proceso, funcionarios o no, se nos hace cuesta arriba la tarea de profundizar la revolución, aunque esa tarea, sólo sea “redireccionar” las prácticas culturales hacia los principios del socialismo. Notas [1] “El carácter de clase en políticas culturales. De la “cultura” muchos venezolanos con toda legitimidad opinan y cuestiona” Héctor Soto. Ministro del Poder Popular para la Cultura. Página del Ministro Texto e intervenciones. 12/09/08 y Palabras del Ministro Héctor Soto en la Plenaria del Encuentro del Poder Cultural Comunitario 5/03/09 www.ministeriodelacultura.gob.ve [2] Si las instituciones culturales del estado no están en revolución es responsabilidad de Todos. Artículo de José Luis Omaña Investigador del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. 12 de Diciembre 2007. http://www.debatecultural.net/Nacionales/JoseLuisOmana2.htm [3] Análisis de las prácticas del Ministerio del Poder Popular para la Cultura .Especial para Segundo Congreso Cultural de Cabimas 2008. 15 de octubre 2008 http://congresoculturalcabimas2008.blogspot.com/ [4] “Museo de Bellas Artes & Exxon Mobil. Una alianza sin memoria ni dignidad” Prof. Aníbal Ortizpozo, Artículo publicado en : http://www.debatecultural.net/Nacionales/AnibalOrtizpozo3.htm [5] Ley Orgánica de Cultura y Constituyente Cultural Originaria (Ver artículos de Ninoska Lazo y Efraín Valenzuela en Debate Cultural: www.debatecultural.net) [6] ”Gobierno Bolivariano retomará con fuerza política de las 3R” Prensa MINCI – 16 de febrero 2009 http://www.enmiendasi.org.ve/?p=4547#more-4547
La cultura popular tiene amigos a montones, pero... |