Ninoska Lazo de Aldazoro Miliciana cultural |
Misión cultural de las Misiones mayo de 2004 |
La Cultura, único instrumento transformador de la sociedad es inherente a nuestro legítimo sistema de
gobierno de Democracia Participativa y Protagónica. Es Cultura como categoría en el campo de la planificación de nuestro
nuevo paradigma político de desarrollo endógeno, soberano, independiente, colectivo, plural, de identidad, inmanente, integral e
integrador. Cultura como desarrollo endógeno de la Nación Venezolana, es el desarrollo integral de su Cultura.
Nuestro líder, Presidente Hugo Chávez
Frías propone como primer objetivo de
gobierno, el ejercicio soberano del Poder Constituyente Originario o Poder Soberano del Pueblo a la Autodeterminación Política-Cultural,
la primera acción política-cultural, de ese objetivo es la Asamblea Constituyente Originaria, cuyo primer
resultado
es la Constitución Bolivariana, proyecto de país que pauta los principios de nuestro desarrollo cultural endógeno sustentable. La
cobertura e impacto de esa primera acción: la Asamblea Constituyente Originaria debió, dado su poder supraconstitucional, ser la
transformación del Estado, pues es ese el Objeto del ejercicio de esa soberanía inherente de los habitantes de un país, es eso
originar, crear, parir un Nuevo Estado. Derrumbar estructuras y gestiones podridas, viciadas, entreguistas a intereses foráneos y
particulares y volver a construir, con la participación de todos los patriotas interesados en desarrollar la Constitución
Bolivariana según las doctrinas de Simón Bolívar, Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y demás pensadores libertarios de siempre, la
nueva sociedad Republicana y la Nueva República.
Este nuevo paradigma político de desarrollo no se ha ejecutado de manera pacífica en nación alguna, ni
siquiera por quienes siendo “gobierno y diciéndose representantes del pueblo”, en reuniones intergubernamentales latinocaribeñas
sobre políticas culturales públicas, realizadas durante la democracia representativa ya derogada, acordaron abrir canales de
participación y para decidir “lo que atañe a la comunidad en cuanto a su desarrollo” como instrumento de profundización democrática.
Hoy, únicamente en la naciente Nueva República Bolivariana de Venezuela, con la voluntad política corresponsable Gobierno-Pueblo-
Ejército, masivamente lo llevamos adelante.
Este proceso político-cultural tiene dos realidades que se contraponen. Una en la que existen
instituciones estatales constituidas durante el paradigma político derogado, de naturaleza burocráticas, estáticas en su relación
con la población, en muchísimos casos sólo entelequias creadas para fines particulares, que no responden hoy a los fines del Estado
y, muchos funcionarios de cualquier jerarquía opuestos a los cambios o que han sido revolucionarios en el pasado pero culturalmente,
responden aún, a la espuria Constitución de 1961 y a leyes inconstitucionales y prácticas corruptas para la involución de las
mayorías. Algunos no comprenden la evolución histórica en marcha, otros no digieren los cambios, no están de acuerdo con ellos, o
son operadores de intereses ocultos y nefastos; como el caso de la poca difusión que se da del ALCA como mecanismo colonizador,
anexionista y falta de voluntad para publicitar, impulsar e instrumentar política y culturalmente la construcción del ALBA, como
mecanismo para cambiar el sistema de dominación cultural al de cultura liberadora para la integración y desarrollo de pueblos, que
deben hacer desde sus instituciones especialmente las llamadas “culturales” y su organismo rector, por ejemplo. Lo cual constata
que las instituciones estatales no son la estructura operaria de la Constitución. Este estilo de administración pública obstaculiza
la transformación institucional y constitucional, la ejecución de leyes nuevas elaboradas y consultadas en la población y del plan
de desarrollo cultural del estado y, con lo cual se retrasa o paraliza la construcción del Nuevo Estado, sus leyes e instituciones y
el avance cultural del Pueblo.
En esta realidad intervienen factores contrarrevolucionarios y operadores de intereses imperiales, en
mandos altos y medios del gobierno, que tratan de distorsionar, retardar u obstaculizar el proceso constituyente iniciado en 1.999, lo
que obliga –bienvenido sea- la creación de nuevas instituciones, producto de ese proceso donde se gesta la participación
social y el protagonismo comunitario para construir una nueva cultura con justicia social que dinamiza el desarrollo endógeno e
integral según la Constitución. Asi tenemos las “Misiones”, donde
el Pueblo Heroico hecho gobierno, se alfabetiza
y atiende su salud, avanza en su formación y educación política, cultural y ética con capacitación para el trabajo productivo y
solidario; a pesar de los frenos estructurales no resueltos, responden al hoy del ciudadano incluido como sujeto actor de la vida
nacional, que decide, protagoniza y participa en su propia organización política-cultural, destino e historia.
La gestión de las Misiones
debe estar basada en una concepción de integralidad y
considerar aspectos asociados a procesos de organización, disciplina, instrucción, capacitación, avance, evaluación y control del
desempeño de todos sus factores, donde el haber principal es el factor humano que impulsa y estimula actividades acordes a las
características específicas de las poblaciones y territorios donde se desenvuelve para
alcanzar, cumpliendo distintas fases, la óptima preparación propia y de la comunidad para el progreso sustentable.
La otra realidad es que existe un Bravo Pueblo, con alto grado de conciencia política por tanto, claro
en su objetivo político-cultural de transformación revolucionaria, para vivir en auténtica democracia directa. Pueblo, que en este
proceso constituyente ha experimentado la dinámica y creativa movilización para participar activamente y formular sus propuestas
para la Constitución Bolivariana y legitimarla, así como a su Presidente, con su decisión soberana como Poder Popular. Pueblo que
conoce las posibilidades reales de autodeterminación, inclusión para la transformación cultural, su bienestar y vida óptima y cada
día más se exige a sí mismo, aprender a organizarse y prepararse política e ideológicamente para consolidar su elevación
cultural y defender con la decisión del Poder Constituyente Originario, su Democracia y su Líder Presidente, con su vida, en la
calle.
Las Misiones como instrumentos institucionales para el desarrollo cultural endógeno que nuestro
sistema de gobierno-pueblo genera, tomarán en cuenta aspectos imprescindibles para que éste trascienda y se haga inmanente y
sostenido en el tiempo. Para ello se reafirma la identidad histórica-cultural, valores autóctonos y doctrina Bolivariana,
Rodrigueana y Zamorana, comenzando por llamar las misiones con nombres de héroes de la causa independentista. Se fortalecen la
creatividad, formación y desarrollo de procesos culturales de organización, autogestión y disciplinas artísticas, como ejercicio
de soberanía e independencia nacional, claves para el desarrollo cultural endógeno. Se produce, organiza y utiliza la información y
la comunicación desde la propia comunidad, como instrumento de integración y para movilizar el desarrollo humano y la capacitación
continua con valores éticos y estéticos, asimismo, se incentivan diversas áreas de la conducta humana como la toma de decisiones, la participación ciudadana y el ejercicio del pluralismo entre revolucionarios en el trabajo
comunitario.
El Glorioso Pueblo, antes excluido, comienza a alfabetizarse de manera creciente, se forma, capacita y
educa dentro de valores éticos, bolivarianos y revolucionaros y comienza a ser propietario de medios de producción, información y
comunicación social. Hace cotidiana la toma de decisiones sobre los asuntos que le atañen en cuanto a su desarrollo, con el objeto
de consolidar estadios superiores de vida, con una estrategia de identidad, soberanía, autodeterminación, permanencia en el tiempo y
conciencia de pertenencia del territorio que habita y sus riquezas. Se nutre de sus ancestros y nutre a hermanos continentales a
quienes impulsa a ejercer su autodeterminación soberana y generar cambios para su bienestar.
Todo ello debe formularse como Política de la Misión Cultural de las Misiones articulada con las políticas
participativas de cada Misión, articuladas entre sí y con instituciones que sirvan a sus estrategias y objetivos,
coordinando campos, procesos y acciones diversas a objeto de dar coherencia corpórea a
dichas Misiones como integrantes de la Nueva Institucionalidad de la Nueva República con el ejercicio de la Nueva Gestión
Gubernamental, Nueva Administración Pública Bolivariana corresponsable y comprometida con la transformación cultural revolucionaria
haciendo coherente la acción y el discurso, con el Bravo Pueblo como milicianos culturales.
Las Misiones consolidan la nueva ideología política bolivariana para la impostergable y
ejemplificante transformación cultural que sustentará a la nueva institucionalidad estatal. Se inicia la auténtica y verdadera
Misión
Cultural de las Misiones. Cada vez más se acrecienta el impulso y la fuerza revolucionaria del Poder Popular que todos sentimos,
al ejercer la autodeterminación del Poder Constituyente Originario para ser constructores originarios y originales de nuestro Nuevo
País, del Nuevo Estado Necesario o Nueva República y el Nuevo Gobierno con Nueva Institucionalidad, ahora sí, desde nosotros mismos
como hombres y mujeres Republicanos y, como deseó el Maestro Simón Rodríguez, desde nuestra propia idiosincrasia, necesidades,
capacidades, potencialidades y riquezas sin imposiciones, sin cartabones, sin imitación de modelos foráneos, pero sí con nuestra
creatividad y poder creador constituyente, soberano e independiente como objetivo, donde incide el voluntariado, el compromiso y la
solidaridad exenta de burocracia, intereses particulares, mandatos foráneos, prácticas de gestión corruptas y obstaculizadoras y
falsas posiciones.
Es el Nuevo Orden a globalizar. Es el Nuevo Estado que nace desde la base material de la población, en las Misiones con el Pueblo-Gobierno-Ejército, en el Plan Bolívar, el Fondo Único Social, el
Banco de la Mujer, el Banco del Pueblo Soberano, entre otras.
Para que sean exitosas Misiones y las otras nuevas instituciones, estas deben ser auditadas, controladas por la población revolucionaria, al igual que las otras constituidas en el otro sistema derogado para su adecuación a la Constitución y realidad política-cultural. Debemos ser revolucionarios cabales y ejercer la autocrítica, la supervisión para ser cada vez mejores republicanos, nunca para descalificar a nuestro compatriota revolucionario. La Contraloría Social debe ser un ejercicio cotidiano desde el exterior de la institución, pero tenemos que exigir a nuestros funcionarios, en función de la ética bolivariana, que también ejerzan el control y seguimiento de sus funciones para que la gestión sea coherente con su discurso revolucionario transformador de la realidad, y cooperar con los contralores sociales, en sus investigaciones. Debemos todos los patriotas hacer del ejercicio contralor de la gestión pública, un hacer cotidiano revolucionario, para hacer de la Administración Pública y su gerencia un comportamiento bolivariano, creativo y soberano para el bien común de las mayorías.
MISIÓN CULTURAL DE LAS MISIONES, es la
Cultura
de la Resistencia. Es el ejercicio de la autodeterminación política-cultural a través del
PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO
para construir la Nueva República de Bolívar, Rodríguez y Zamora.
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