Ana de Azcárate

Curadora   

La última sábana

Sandra Vivas. Casi todo. Exposición individual

Galería Alternativa, Caracas, 8 de mayo de 2004

Mi primer contacto con el trabajo de Sandra Vivas fue en el año 2000, cuando la invité a participar en una exposición que organicé en la quinta C.C. La performance titulada La última sábana IV consistió en una acción donde la artista recogía a gatas cinco kilos de fresa con la boca y las colocaba sobre una sábana blanca. Una vez que todas las fresas estaban dispuestas sobre la tela, Vivas comenzó a cantar "Bésame mucho", mientras cada parte de su cuerpo tembloroso aplastaba las fresas sobre la sábana. Es una obra que desde el absurdo, el humor y el juego habla de amor, sufrimiento y fugacidad. Para mi, esta performance resume varios aspectos del trabajo de la artista como son el uso del cuerpo como medio de producción y exploración de temas ligados a la sexualidad, el empleo del lenguaje como medio expresivo que se fusiona con la acción para crear una semántica propia, y una disposición a intervenir pictóricamente el espacio de la acción.

Sandra Vivas, La última sábana (IV), 2001

Performance con fresas

En la producción artística de Vivas, que va desde la performance, el video y la fotografía hasta la escritura y la pintura, destacan ideas y una toma de posición frente a los estereotipos de lo femenino y lo masculino que podrían llevarnos a catalogar su obra como feminista. El feminismo como campo de estudio y acción se intelectualiza en la década de los setenta y tiene como particularidad el ser un término con muchos matices de significado. Sin embargo, tomando el sentido más amplio de la palabra, se refiere a cualquier teoría que ve la relación entre los sexos como una desigualdad, subordinación u opresión, y que busca además identificar y remediar las raíces de esa opresión. Muchas investigadoras que trabajan en este campo ideológico coinciden en que todavía el papel de la mujer en nuestra sociedad sigue respondiendo a patrones de desigualdad frente al género masculino. En Venezuela, esta diferencia es más evidente y aguda que en los países desarrollados, debido a un modelo patriarcal fuertemente arraigado que genera un machismo perpetuado por el hombre que, generalmente, es asumido por la mujer.

El trabajo de Vivas toca el feminismo en la medida en que utiliza el cuerpo y la experiencia corporal como medios artísticos y expresivos para explorar temas relacionados con el deseo sexual y las políticas en torno a la representación de lo femenino y lo masculino. Así, sus primeros videos, Bolero, Eu sou urna puta culta y El lobito herido, realizados en 1994 mientras cursaba estudios en el San Francisco Art Institute, muestran un tono descarnado y obsesivo en su interés por satirizar ciertas conductas masculinas. En ellos, la artista personifica, a partir de su condición de mujer, diversos roles usualmente encarnados por el hombre. En el primero ejecuta el papel de fémina despechada que expía su drama a través del canto, en el segundo actúa como prostituta que drena sus impulsos a través del ejercicio físico, y en el tercero como mujer-macho que manifiesta su poder a partir del maltrato físico y psicológico a su pareja. En estas obras la artista revierte el papel de la mujer valiéndose de la ironía para cuestionar los estereotipos de género de nuestra sociedad y trastocar los  valores  comúnmente  asociados  con  la masculinidad. Vivas no se involucra en un feminismo que trabaja desde la denuncia o la compasión, sino más bien desde la sátira como recurso catártico y de auto evaluación de las conductas que por principio asume el hombre con la mujer y viceversa.
1. Bolero, 1994
2. Eu sou uma puta culta, 1994
3. El lobito herido, 1994
4. 60 personas no son nada, 1995
5. Prozac Bolero, 1998
6. Citas, 1998
7. Sinvergüenzas, 2001
8. Fachadas, 2002
9. La televisión de la crueldad, 2002
 
 
Brillar en la oscuridad es sobrevivencia, 2000

Ahora, este interés por el cuerpo como medio y contenido de su obra responde también a una enfermedad congénita que padeció durante su infancia y que la obligó a pasar gran parte de sus dos primeros años de vida dentro de un yeso, inmóvil, con la posibilidad de mover solamente los brazos. Vivas comienza a caminar a los tres años, eventualmente recuperando su movilidad corporal que va trabajando a través de diversas disciplinas físicas como el ballet clásico, la danza contemporánea, las artes marciales y el yoga. Esta vivencia de la infancia, sumada al padecimiento de una enfermedad crónica, que aún la aflige hoy en día con presencia de dolor corporal, está presente en todo su trabajo y, en particular, en la vídeo-escultura, Brillar en la oscuridad es supervivencia de 2000. La obra está formada por cuatro monitores, colocados uno sobre el otro, a manera de torre, que contienen la imagen fraccionada de la artista en posición invertida, parada de cabeza. Destaca en la imagen el juego de luces que se prenden y apagan en el área púbica, aludiendo a lo erótico, al deseo sexual pero también a la metáfora del cuerpo, además de la alusión a sí misma: como objeto, como fragmento, como un rompecabezas que se arma y desarma.

En sus pinturas “performances" la artista continúa elaborando un discurso relacionado con la inestabilidad de los valores asociados con la feminidad, poniendo de relieve temas como la sexualidad, el deseo, el rechazo y la temporalidad. Estas pinturas iniciadas en África, durante el taller internacional de artistas Wasanii 1999, a orillas del Lago Naivasha, en Kenya, consisten en telas de pequeño y gran formato que contienen textos pintados a mano en letras mayúsculas, con fondos de colores planos o que semejan texturas. Estas piezas destacan el valor del lenguaje para la artista, manifiesto también en sus performances y videos donde se vale del texto lírico o del monólogo para expresar ideas afines a su discurso conceptual. Así, Trying to own land by performing on it o Trying to own men by performing on them (Tratando de poseer la tierra haciendo performance sobre ella o Tratando de poseer hombres haciendo performance sobre ellos) señalan el valor de una acción física que cuestiona el poder y esa voluntad humana de la posesión. Y otros como Oh... yes! o Tratando de trabajar sin mojarme, o Mala cama, se encuentran imbuidos de connotaciones sexuales que apuntan al placer y la desilusión. Estas pinturas performances  están hechas para ser sentidas y entendidas como situaciones, para elevar la abstracción de una nomenclatura textual a una acción de contenido político y social.

Tratando de poseer la tierra haciendo performance sobre ella, 2002

Tratando de poseer hombres haciendo performances sobre ellos, 2002

De la serie pinturas anestésicas: Lujuria, 2002

En su trabajo más reciente, la artista se separa de sus inquietudes iniciales y explora un lenguaje más intimista y abstracto, donde pone en evidencia cómo el arte responde a la vida y se fusiona con ella. Realizada durante estos dos últimos años, se encuentra su serie de Pinturas anestésicas, de pequeño formato y sobre madera, de planos de color uniforme que, en algunos casos, es intervenido con una franja de otro color. También de este período son sus videos Fin, en el que presenta una mesa de banquete con comida intacta a la cual somos invitados a ver, mas no a tocar; y Las esposas felices donde la artista junto con una amiga, también recién casada, emprenden una labor doméstica mientras recitan "Somos las esposas felices". Estas piezas denotan un interés por subvertir el contenido sexista y feminista de su trabajo anterior y destacar, a partir de la economía de medios, el valor del silencio, lo puro y lo estable correspondiendo con su seguridad y equilibrio emocional, físico y existencial. Una obra clave que señala este cambio estético y conceptual es Pasado pisado de 2000, mostrada en la Sala RG. Aquí la artista expone sus diarios, recopilados durante 22 años, y los coloca bajo las cuatro patas de una vitrina vacía, impidiendo así su lectura. Esta obra, y como su titulo podría sugerir, traza un límite entre un discurso feminista más visceral, explicito y uno más intimo, introspectivo, de contenidos velados.

La obra de Sandra Vivas tiende puentes a una nueva generación de artistas para que se involucre con medios y conceptos poco explorados en el arte venezolano contemporáneo como son el uso del cuerpo y la palabra para cuestionar temas relacionados con el papel de la mujer en el arte y la sociedad. El poder visual y conceptual del trabajo de Vivas radica en su incisiva visión de lo femenino que, en su producción reciente, trasciende el ámbito estético-político y apunta hacia lo intimo y lo poético.

Pasado pisado, 2002
ver: http://av.celarg.org.ve/decoleccion/sandravi.htm