Modesto Emilio Guerrero

Buenos Aires

modestoguerrero@gmail.com

La erótica y la estética en el arte de Kuki Benski

17 de septiembre de 2006

Las catorce piezas pictórico-constructivas que la artista Kuki Benski muestra en Buenos Aires son, todas, producidas este año de 2006. Ella decidió denominar la exposición bajo el sugerente título “Geishas Toys”, que estarán expuestas al público hasta el 2 de octubre.

Kuki, como no muchos creadores plásticos del continente, está creando una obra. Dicho de otra manera, está desarrollando un cuerpo propio de conceptos estéticos y estilo singular. Lo compone de un dibujo preciosista, una “paleta” de colores que no ahorra combinaciones lumínicas entre los puros y la escala de los difusos y una lúdica integración-construcción de objetos simbólicos sobre el bastidor. El resultado es que los ojos del espectador son asaltados por la novedad, la ironía, el desafío, la mirada sardónica, la ruptura ética, la crítica mordaz a un sistema de valores sexuales impuesto por instituciones milenarias y necesidades comerciales.

Para decirlo con las palabras de su compañero, el artista Hugo Martí, “Ella está integrando varias técnicas a un estilo propio, de una manera muy original”. Eso es lo que uno siente, percibe, cuando mira la muestra, donde las figuras sonrientes, felices, placenteras, lujuriosas, lascivas, de las Geishas, parecieran gritarle al mundo, al oriental y al occidental cristiano: “¡Aquí estamos y qué!”.

Kuki no ahorra recursos: paletas de helado, piezas varias de bijouterie, joyas de fantasía, telas exquisitas y seductoras como la de los burdeles caros donde la mujer se convierte en una Toy al portador del dólar, figuras impresas en envases de comestibles, cordeles finos, chapitas y otros chirimbolos escogidos en forma selectiva, para ser integrados a la obra, al concepto estético-ético que Kuki quiere presentar al mundo.

La mujer es la protagonista de las escenas y el simbolismo chino su referencia cultural más expresiva, una referencia que puede convertirse en japonesa, o de cualquier lugar del planeta, si los espectadores van más allá de las apariencias.

“En realidad me inspiro en la cultura de Oriente, sea la japonesa, la hindú o la china”, explica la autora. Las Geishas, con sus atuendos, su maquillaje, sus kimonos, su ritual de té, “me proveen de un gran lenguaje visual que incluyo cuando compongo mis cuadros, objetos o instalaciones. La cultura occidental posee –sigue la artista– tiene una gran carga de sensualidad erótica, que con el tiempo la hemos ido incorporando a nuestra cotidianeidad occidental, como formas de vida ideal”.
Una muestra de esta verdad dicha por Kuki, es la proliferación de restaurantes, supermercados, comercio de baratijas todopordospesos, lámparas, comidas, estatuillas, sahumerios, artes marciales, técnicas terapéuticas, masajes, acupuntura.

En los últimos 10 meses se abrieron en Buenos Aires, 53 casas de comidas japonesa y china, según dato del dueño de uno de ellos. Allí acuden sobre todo damiselas preocupadas por el paso del tiempo, la angustia curvilínea, el matrimonio, el equilibrio emocional y asuntos similares de la neurosis de estos tiempos de rating y zapping. No abundan los hombres en los restaurantes orientales, pero no por mejores.

La esencialidad de la obra de Kuki es develar la hipocresía secular de las sociedades consumistas, en tiempos de globalización financiera. 

Cuando se le dio por “eso” 

La artista comenzó a trabajar sobre arte erótico en las Bienales de La Habana, en 1994. Allí, como ella misma manifestó a este reportero: “desarrollé la serie Mea Culpa, donde muestro la relación entre la culpa, el sexo y la religión”.

Para Kuki, sus pinturas eróticas son una crítica zonificada socialmente: “El poder que ejerce el erotismo dentro del comportamiento humano, manejado por ciertas élites y tendencias de la moda y de las costumbres, que por el fenómeno de la globalización aceleró mucho la orientalización de occidente y viceversa”.

En la muestra del año 2004, una que hizo junto con obras de su pareja Hugo, despuntaban las Zapatillas de la Diosa, las zapatillas como signo inconfundible de un modo de ser femenino que un hombre jamás podrá imitar, excepto a través del travestismo... que es, precisamente, la imitación de ese modo de ser femenino.

Las piezas de la actual muestra tienen otra particularidad, cada una está resguardada en forma de caja, encajadas como las “zonas rojas”, esos ghetos eróticos de la modernidad capitalista, donde el sexo tiene el mismo valor que la peste medieval. 

El arte y lo erótico humano 

La expresión artística erótica es tan vieja como la humanidad que la inventó. Basta recordar que toda metrópoli que se precie de 'culta' cuenta con un museo dedicado al erotismo humano. En Europa existen 14 museos dedicados a este género. Sólo el de Barcelona tiene en muestra más de 800 piezas de alto valor historiográfico, compendiando diversas culturas en su expresión erótica tanto ritual-religiosa, como de carácter lúdico. Si la Iglesia católica no hubiese triunfado sobre la civilización occidental, el arte erótico -y el sexo que es su base- no estarían confinados a espantosos museos de cuarentena.

El arte de Kuki podría ser emparentado con el Hentai japonés, dado el similar uso del símbolo sexual de marca oriental, pero sería un error. En el Hentai, las características básicas son la utilización de la línea clara, ojos siempre gigantescos y brillantes, cabezas desmesuradas, tendencias futuristas, la sumisión femenina, apariciones frecuentes de tentáculos, preferencia por las mujeres muy jóvenes, uso habitual de todo tipo de humedades, representación de la mujer con formas generosas en cuanto al volumen de sus atributos, la poca aparición de hombres en escena (y menos aún de sus miembros), gusto por posturas rebuscadas y depravadillas.

En la obra de Kuki, la mujer ocupa un lugar de trono ético y es feliz de hacer lo que hace y mostrar lo que muestra. Cada elemento gráfico o pictórico está al servicio de un concepto estético, no de una muestra comercial, como el Hentai.

Si bien, por lo menos desde Freud en forma sistemática, toda acciòn humana está preñada o teñida de erotismo, como motor oculto de nuestra acciones, reacciones y representaciones, el arte erótico es una modalidad particular dentro de los géneros artísticos. No se puede decir que el cinetismo o el cubismo son eróticos en su expresión y conceptos. Tampoco se puede negar que sean, en la medida humana, manifestaciones de lo erótico, pero eso sería cometer un abuso de generalización inútil que iguala todo como si la vida, sobre todo la vida social, fuera algo aburrido.

La anterior, es aproximadamente, la opinión de una especialista en el tema, Elena Bossi, quien sostiene:
”Preferimos referirnos aquí al erotismo en un sentido más amplio según el cual el arte siempre es erótico. Resulta difícil separar el placer en "espiritual" y "físico", y el intento de entender el erotismo consiste, en este recorrido, en una búsqueda relacionada con el aspecto estético.  Reflexionar acerca del erotismo con el fin de  aproximarnos al arte en general.

Frente a una obra de arte que emociona y conmueve profundamente, uno siente algo parecido al deseo físico: deseamos poseer de algún modo ese cuadro, la música, la obra de arte.  Ese deseo proviene de la conciencia de la propia muerte y de nuestra imposibilidad  de conocer la realidad. “

Es cierto, Bossi tiene razón en lo que dice, pero lo que dice no nos obliga a calificar de erótica cada obra de arte. Eso disolvería la posibilidad de una disciplina especializada en mostrar las perversiones y sombras de la conducta sexual humana en la vida social, a través de construcciones artísticas.

Creo que eso es lo que hace Kuki Benski con esta muestra de catorce piezas de arte erótico en el Restaurant “Te Mataré Ramírez”, en el barrio de Colegiales, en Buenos Aires, exposición que terminará el 2 de octubre. 

Otros artistas latinoamericanos que cultivan esta disciplina son Deborah Castillo, Argelia Bravo, Antonio Berni, Federico Klemm, Guillermo Roux, Martín Di Girolamo o Hugo Martí, entre otros de nuestro continente.

No sería extraño ver más artistas dedicados al desarrollo de una obra similar, como nunca antes conoció la humanidad. Razones sobran. Por ejemplo, las preocupaciones e inquietudes estético-sociales que producen sobre la actual generación, el bombardeo erótico y pornográfico de la televisión e internet. Nunca el planeta tierra estuvo tan poblado de mujeres y hombres desnudos puestos a circular por los satélites de la world wide web. En algún momento, lo que era tabú en manos de la religión trocará en otras formas de tabú al aire libre, sin que eso resuelva lo esencial que se plantean los artistas que trabajan el tema: la condición humana de libertad para asumir el erotismo sin control religioso, estatal, o policial. 

La autora 

La obra de K. Benski figura en varias colecciones públicas y privadas de EE.UU., Francia, Inglaterra, Alemania, Suiza, Cuba, Venezuela y Argentina. Por su amplia trayectoria artística ha merecido varios galardones como el Tercer Premio Pintura, Salón X Aniversario de la Galería En Flores. Mención Honorífica, Museo de Nueva Pompeya, Pintura. Mención Premio Adquisición Pintura, Salón Quinquela Martín, Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori. Mención Única, Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires. Mención Salón Nacional de Pintura, Fundación Avon.  Premio Bienal Arche de Dibujo y Pintura, Palais de Glace, dibujo y pintura. 1977. Premio Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, Salón Dorado, pinturas. 500 años de represión, Centro Cultural Recoleta, objeto-instalación. Ha realizado una cuarentena de exposiciones.