José Antonio Navarrete

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Farzin Malaki: fotografía y lucha por el sentido

En su devenir, los medios tecnológicos de producción de imágenes –la fotografía, el cine, la televisión, el video, el medio digital– han abierto el espacio donde en la actualidad se desenvuelven, a escala planetaria, las disputas más encarnizadas por el sentido. Al haber propiciado la acelerada expansión de la comunicación internacional y, con esto, un profuso tráfico de representaciones e imaginarios sobre los disímiles lugares, pueblos, culturas y acontecimientos del globo, en este espacio se manifiesta, de manera exacerbada, el conflicto entre las pretensiones de control hegemónico de los campos representativo e informacional y la necesidad de democratizar éstos, de reconfigurarlos desde una perspectiva plural.

Avanzar en la satisfacción urgente de esa necesidad requiere la activa participación de los más diversos agentes sociales, orientados a estimular el conocimiento e intercambio interculturales con sus implicaciones en las diferentes esferas de la vida de la sociedad. Es, ante todo, una tarea de ciudadanía. Con su ensayo fotográfico Irán –título genérico de la presente muestra–, el fotógrafo iraní Farzin Malaki hace evidente su personal posicionamiento en este conflicto.

El Irán rural de Farzin Malaki 

Las discusiones más recientes en torno a la ontología de la fotografía han puesto de relieve la poderosa capacidad de este medio para construir representaciones del mundo. Sobre esta premisa se despliega el cuerpo de trabajo de Malaki ahora en exhibición, en el que se reúne un importante número de imágenes que él hiciera, entre 1998 y 2003, en un dilatado recorrido por diferentes regiones rurales de su país natal.

De entrada, cabe enfatizar esta focalización del interés de Malaki, puesto que dentro de la fotografía iraní contemporánea algunos fotógrafos se han preocupado por el registro de la intensa y compleja vida urbana que se desarrolla en ciudades locales como Teherán –con más de 10.000.000 de habitantes– u otras varias. Podría afirmarse que, al hacer del universo rural el centro de su atención, Malaki intenta dar cuenta de la supervivencia de tradiciones y formas de vida que revelan, con acentuada nitidez, la diversidad étnica y cultural del mosaico poblacional que constituye Irán.

Su estrategia representacional parece confirmar esto. Fotografías del hábitat de las comunidades que visita –peculiaridades naturales, cultivos, tipología habitacional–, se acompañan de otras que registran elementos de la cultura material –productos artesanales típicos, utensilios de uso cotidiano, objetos decorativos– y, con énfasis, de las personas, ya en sus faenas laborales, ya en su medio doméstico. De manera abundante, en retratos. Numerosos de éstos con los sujetos en pose dentro de un ambiente que funciona como contexto socio-cultural caracterizador.

Si bien esta estrategia forma parte de las ganancias históricas de la fotografía documental del pasado siglo, es destacable la acuciosa inmersión de Malaki en el ámbito rural que explora. Diríamos que el fotógrafo ha preferido detenerse en lugares y comunidades específicos, rastrear las evidencias físicas de las culturas y pueblos con que se ha relacionado, en aras de lograr una representación en profundidad, más que en extensión, lo que se hace palmario en los retratos, donde quizás se localizan las notas más altas del conjunto de imágenes. Esto le ha permitido tanto un afectivo acercamiento a los referentes de sus fotografías, como la posibilidad de potenciarlos al plano simbólico.

La fotografía, en tanto registro directo, proporciona información sobre prácticas sociales y culturales a partir de apariencias. A ella sólo le es dado rastrear gestos, actitudes, comportamientos humanos, así como elementos materiales concretos, unos y otros en las manifestaciones de su visibilidad. Pero estas apariencias desvelan tanto aspectos de la vida cotidiana como de las representaciones sociales de ideas, a la vez que brindan un soporte a las discusiones diferenciadas y contextuales acerca de los problemas étnicos, de raza, género y clase, entre otros que ocupan al pensamiento intelectual del día. Pero, más aún, la posibilidad que tiene el fotógrafo de enfocar con perspicacia y sensibilidad estas apariencias pueden hacer transitar las imágenes fotográficas del índice –su condición primaria– al icono, y del icono al símbolo. Y esto parece saberlo bien Malaki.

Visite la página web: Irán. Fotografías de Farzin Malaki

http://av.celarg.org.ve/FarzinMalaki/PortalFarzinMalaki.htm