La muestra
de Elsa Morales, pasión por el arte propicia un reencuentro más
integral con la producción creativa de esta artista a partir de una
selección de trabajos diversos y poco conocidos por el público,
realizados en la última etapa de su trayectoria. Se han reunido algunas
pinturas, objetos y un número significativo de obras sobre papel y así
como algunas piezas en materiales poco convencionales, que convocan el
diálogo entre la expresividad lineal y el colorido pictórico, desde una
perspectiva simbólicamente híbrida y menos apegada a la narratividad
figurativa.
Durante su
trayectoria artística, Elsa Morales creó una amplia poética sobre la
fraternidad que comenzó en los años sesenta con el registro de las
contradicciones sociales de la vida urbana, para luego incorporar un
imaginario más íntimo relativo al amor y a la sensualidad, representado
por alusiones eróticas de la relación de pareja, a través de una
interpretación muy particular de la pareja bíblica, o del imaginario
femenino que incluía el desnudo o un universo íntimo asociado a la
naturaleza.
En su
primera etapa se observa gran interés por problemas relativos a la
desigualdad social, los efectos de la sociedad de consumo y en especial,
la violencia relativa a los “derechos humanos”, como la condición de los
prisioneros o la represión policial. También en los años setenta emergen
referencias a la guerrilla, incluyendo interpretaciones de figuras
paradigmáticas en lo político, como el Ché Guevara. Cuando la artista
trata estos temas, crea narrativas más explícitas que pueden evidenciar
a los sujetos opresores, tanto por sus posturas como por el colorido que
los identifica. Aunque en esta ocasión se han seleccionado pocas piezas
reflexivas sobre el entorno político, se ha incorporado una que se
inscribe en un pugna dolorosa para la sociedad venezolana, como fue el
paro petrolero de 2002. La pintura de gran formato, titulada Antes
que el gallo cante antroformiza a dos perros para representar a
Carlos Ortega y Juan Fernández como feroces fieras que se apropian de la
naturaleza y acaban con la armonía, pues la paloma de la paz, constante
en la pintura de Morales, cae desde lo alto, en un escenario nocturno.

Elsa Morales
Antes que el
gallo cante, 2003
Acrílico sobre
lona
185 x 173 cm
Colección
Fundación Elsa Morales, Caracas |
Asimismo,
la noción de solidaridad se introduce a través de la representación de
la paloma, asociada con la paz por los imaginarios políticos de la
época, y que luego, desde los años 80, impulsa el interés por diversas
aves que vuelan libremente, reposan plácidamente en espacios floridos y
generosos, incluso sobre los techos de un poblado, o acompañan a algunas
figuras de la iconografía cristiana, como la Divina Pastora. Pero
la religiosidad en Elsa Morales se relaciona con una energía vital que
emerge de la naturaleza y que involucra a los sujetos en un sentimiento
de armonía.
El
paisaje, las flores y las aves forman parte de ese entorno natural que
ocupó un lugar importante en su recorrido artístico y en los últimos
años, comenzó a formar parte de una hibridación orgánica de las formas,
que responde al impulso de la artista por enunciar el sentido erótico de
la pulsión femenina ligada a la naturaleza.

Elsa Morales
Sin título,
2006
Acrílico sobre
papel.
70 x 50 cm.
Colección
Fundación Elsa Morales,
Caracas |
Aunque el
erotismo sugerido por el desnudo femenino y las parejas amorosas,
enmarcados en escenarios de regocijo natural, se mantienen en el tiempo;
en los últimos años de la trayectoria de Morales se observa una síntesis
que podría definirse como una feminización de la cultura y que
posiblemente se relaciona con el deseo de transformación social
experimentado colectivamente en nuestro país en la última década.
Algunos
rostros entrelazados con pájaros y flores en un torbellino lineal,
expresan la pasión por representar el sentido amoroso de la vida, donde
conviven los sujetos con la organicidad natural, en una dimensión
espacial convulsionada por la pasión. Algunas de estas piezas recrean el
eterno femenino de manera similar a algunas pinturas realizadas por el
pintor cubano René Portocarrero desde los años 70. También se pueden
observar referencias a las tramas dibujísticas empleadas por algunos
integrantes del llamado “Nuevo dibujo”, que ponían en entredicho los
límites entre figuración y abstracción.

Elsa Morales
Sin título,
circa 2005
Técnica mixta
sobre cartulina
66 x 48 cm
Colección
Fundación
Elsa Morales,
Caracas |
De manera
desenvuelta, Elsa Morales fue incorporando textos a sus imágenes de
formas entrelazadas, lo cual se relaciona con su práctica poética y tal
vez, sin proponérselo, estaba enunciando un distanciamiento con las
características de la estética llamada “popular”, más orientada a
recrear iconografías tradicionales relativas al paisaje local y a
mitologías históricas o religiosas. Ya Francisco Da Antonio advertía
tempranamente esta particular condición de la artista que no se ajustaba
a la inscripción en las formas del llamado arte “popular” o “ingenuo”,
pues parte significativa de su producción mostraba interés por las
paradojas de la vida urbana.

Elsa Morales
Sin título,
2006
Acrílico sobre
papel
70 x 50 cm
Colección
Fundación Elsa Morales, Caracas |
Es posible
que el papel, de formato más manejable, le haya ofrecido a la artista
más libertad de acción para explorar esa síntesis de las formas que en
muchas ocasiones incluye textos amorosos, estimulando un diálogo entre
la imagen visual y el texto. Además, en estos trabajos, lo figurativo y
lo abstracto se muestran imbricados en una discursividad orgánica que
redimensiona su propia narratividad, por lo cual, se apunta a una
metáfora de la sensualidad discursiva, en la cual predomina la
gestualidad.

Elsa Morales
Sin título,
circa 2000
Técnica mixta
sobre papel
32 x 25 cm
Colección
Fundación Elsa Morales, Caracas |
Este
acercamiento a una faceta poco conocida de la obra de Elsa Morales
responde a la necesidad de mostrar esa pasión por la vida y esa pasión
por el arte que la impulsaba constantemente a experimentar en el campo
de la representación, sin desligarse de sus sentimientos y reflexiones,
desplazándose por la visualidad pictórica, la trama dibujística, la
palabra poética, la realización e intervención de objetos de uso
cotidiano, o de ensamblajes con evidente tono político. Para Elsa
Morales, la experiencia artística era vivida de manera integral, motivo
por el cual su casa fue siempre lugar de encuentro festivo, donde la
amistad y la solidaridad convivían con la alegría y el colorido de sus
trabajos allí presentes. De alguna manera esta exposición intenta
recrear ese sentimiento de generosidad que entreteje a la mujer, madre,
hermana, amiga y artista.