Nesfran González

ngonzalez0613@hotmail.com

Herejía - Cuento

julio de 2006

Había quedado impávido cuando observó aquella figura recostada sobre el viejo diván. La mujer, pálida, aparentemente dormida, no hacía movimiento alguno, sólo reflejaba una pequeña sonrisa gracias a los rayos del sol matutino que se escurrían por la ventana. Poseía una belleza sin par, transmitida por la sensualidad que emanaba de su desnudez. Ella dormía y él la contemplaba. Motivado por un torrente de impulsos capaces de generar un alud, se fue acercando en la dirección que le iban indicando sus deseos. Las manos, húmedas por el sudor, producto de la presión, intentaron tocarla. Ella seguía inmóvil y él, absorto, continuaba admirándola. Sólo el temor a la necrofilia formaba una barrera para que él diese continuidad a actos posteriores.