Para una
mejor limpieza lienzos más blancos, marcos más limpios. Nada se oculta
en el blanco: ésta es la máxima expresión del deseo de limpieza, como
lo son la mayor parte de la producción de objetos artísticos
venezolanos en los últimos treinta años. Un arte súper higiénico,
armado sobre la base de lo high-tech y aferrado a una concepción
tradicional y romántica de las tendencias artísticas pasadas post-minimal
o conceptual. Estos objetos son el resultado del exceso y del culto al
lustre y a lo complaciente (línea blanca para amas de casa), alejándose de
la versatilidad y la pluralidad creativa y del lado profundo de la
naturaleza humana. Es obviamente un renglón de prácticas artísticas
basadas generalmente en lo sobado, lo obediente, lo predecible, el
artificio y en fórmulas
expresivas petrificadas.
Lo sucio o lo feo
de lo
social y político es llamado "lo anecdótico” y algunos críticos y
curadores del arte en Venezuela son irremediablemente
supervisores de limpieza y gerentes de productos y servicios para
la conservación de la razón cartesiana contra la hegeliana,
autoproclamándose como jueces de pautas artísticas contemporáneas
Aquellos
objetos artísticos que por su apariencia o contenido estén próximos
a lo sucio o a lo feo constituyen una causa de histeria higiénica que
atenta contra la belleza que esconde la fealdad y no la afirma (como
sucede con toda la estética "barbie"). Es una completa idealización del
individuo y de la vida que muestra una sola cara de la máscara donde no
vemos, a través del espejo, el diamante y la manzana envenenada.
Sin
embargo, seamos sensatos y alquilemos curadores, alquilemos los museos
como salones de fiesta, busquemos periodistas y críticos de arte
para los textos de tarjetas de invitación y preguntémonos entonces:
¿Existe o no una porción de mierda en nuestro cuerpo? ¿Acaso los
artistas de los cuates este tipo de arte se sostiene no
están muertos, no
tienen parásitos, o usan gomina y colorete?
Esta es la
triste historia que no vamos a leer nunca en las páginas de los
periódicos o los catálogos sobre las exposiciones de Arte en
Venezuela porque todas son fantásticas y pueden superar hasta a
Bugs
Bunny.
Sigamos
chupándonos el dedo y masticando chicle, sobándonos la barriga y mirando
el mundo con los bellos colores de Candy-candy.
Quiénes se
atrevan a derribar o explotar el mundo Candy-candy serán condenados a
escribir páginas como ésta... |