Luis Villafaña

Cuadernos Nuevo Sur Sudaca

N° 20, abril-junio 2006

13 de abril: la sabia decisión de un pueblo

Para quienes gestionan compromiso revolucionario, desde una llovizna de amor y canto

A cuatro años del segundo histórico abril venezolano, Luis Villafaña, del diario “Utopía”, Caracas, 12-04-1006, llama a reflexión a los poderes constituidos, señalando la necesaria vuelta de tuerca que requiere el avance de nuestro proceso revolucionario, sabiendo que “sólo el pueblo salva al pueblo”: la consolidación del poder popular. 

27 de febrero de 1989, grito desde la desesperación del pueblo, intuición de que él nunca contó en el inventario de los dirigentes de la democracia representativa venezolana. Un pueblo que dice basta, al momento que descubre al calor de la calle que no contaba con partido o vanguardia alguna, más allá de esfuerzos desesperados de hombres o mujeres comprometidos con un proceso revolucionario confuso y complicado para su cotidianidad, para su sobrevivencia...  

04 de febrero de 1992, 27 de noviembre del mismo año, voz sin eco del soldado bolivariano. El recuerdo de aquel otro febrero del 89, parece recomendarle a esa masa de pasión y desprendimiento bolivariano, la prudencia, la observación moderada pero atenta. Sin embargo, la presencia del militar rebelde en las calles reactivó aquella pretensión de asaltar el cielo, incubada tres años antes y que ahora estimulan el continuo otear sobre el horizonte.  

13 de abril de 2002, avasallante protagonismo popular secundado por la nobleza del soldado bolivariano. El escenario es la calle, los alrededores del cuartel, la impronta de muchedumbres diversas conocedoras de una sola voz, de una necesidad colectivizada, de una sola consigna ¡Devuélvannos al Presidente!  

El tránsito del pueblo de Bolívar por entre esas fechas, sin la orientación pertinente de una vanguardia, de organizaciones o partidos, en mucho se asemeja a los muchachos de la calle. Y todavía hoy, desde parámetros similares se desenvuelve el proceso bolivariano, con un pueblo que vive desde 1989 en comunión con un Estado de Ser y Estar que lo vincula con la Idea y Necesidad del Cambio Revolucionario como resorte ideológico y cultural que lo compromete en la re-construcción de la Patria, en el sueño de un nuevo país y que a partir de 1998 focaliza en la figura del Presidente Chávez la brújula adecuada para cualquier contingencia.  

Una masa de entusiasmo, voluntarismo y esperanza que estimulada por la idea y necesidad del cambio revolucionario, enfrentó el golpe fascista, rescató al presidente y repuso el orden constitucional que había sido vulnerado por los facinerosos nacionales, apoyados por los fascistas del Norte. Necesidad y deseo de cambio, que es el substrato ideológico de consignas como ¡Con hambre y desempleo con Chávez me restéo! y la firmeza que permitió enfrentar el Paro criminal petrolero del 2002-2003 sin caer en la provocación del saqueo.   

Este pueblo, experto en sufrir por décadas engaños y maltratos demagógicos, vio en el secuestro de Chávez, aquel 11 de abril,  la disipación del ideal de país que junto a él venía compartiendo. Sin embargo, todavía hoy no llega a las oficinas o buró de muchos dirigentes del proceso, el maná de ese saber popular que ve y observa en cada día nuevas razones para la defensa y profundización del proceso. La corrupción, ineficacia, amiguismo y otros vicios que hacen lobby en algunos ministerios o instituciones públicas se debe a ese no saber de la dirigencia, sobre aquel conocer del pueblo, que como antídoto diferencia el interés privado o individual de las exigencias públicas, colectivas, socialistas. He allí el origen de equivocaciones e irrespeto en la relación con los sectores populares, precisamente porque ignoran cuanto saber se ha fraguado desde aquel 27 de febrero de 1989, cuanta esperanza viene curtiendo soles en la confianza depositada en Chávez y en una Venezuela de todos y para todos.  

Si queremos que lo rescatado el 13 de abril del 2002 se profundice, la conmemoración de esta fecha ha de ser una pertinente valoración sobre tres aspectos básicos:

  •  El liderazgo del presidente Chávez,

  •  El protagonismo de los sectores populares, y

  •  La convicción de que estamos en presencia de un proceso que puede ser revolucionario… 

… siempre y cuando se respete, fortalezca y cualifique la participación popular. De lo contrario, sea en la versión reformista (que fortifica la tutela copular de partidos e institucionaliza y burocratiza las iniciativas del pueblo) o Reaccionario (aboliendo la intervención desde abajo, de los de abajo; estimulando la vuelta a la cuarta república, a la componenda burocrática, corrupción e ineficacia) la lucha por el respeto de nuestra soberanía, el socialismo y anti-imperialismo será una entelequia.  

Lo alcanzado hasta ahora es bastante, nada más y nada menos la certeza sobre la conveniencia del Cambio Revolucionario, la disposición de un pueblo y la claridad del líder, falta ahora, entre otras tareas ir al convencimiento y rescate de muchos compatriotas, que jugando roles importantes en la conducción del proceso, no han terminado de entender que ellos también son parte del inventario, revisión, evaluación y exigencia en esta hora extraordinaria que vive la causa bolivariana. La mesa está servida, aprovechemos la conmemoración de este trece de abril para acercarnos a un gran acto de constricción, de demostraciones reales de compromiso, sacrificio, sencillez y humildad. Testimonios de buenas y revolucionarias acciones cumplidas por el bien del prójimo que siempre será superior a nosotros; pruebas de fe en un futuro digno para el pueblo maltratado y subyugado de NuestrAmerica. No permitamos que el reformismo siembre desconcierto y conciliación con golpistas o la reacción facilite los planes del imperio en contra del sueño bolivariano.  

¡CASI SIEMPRE, LA DIRIGENCIA IGNORA EL SABIO SABER DEL PUEBLO! ¡SOLO EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO! 

"...si usted es capaz de temblar de indignación cuando se comete una injusticia en cualquier parte del mundo, somos compañeros"   

Ernesto Guevara de la Serna