Oscar José Fernández

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De la revolución complicada a la revolución compleja

7 de febrero de 2009

Al  hablar de revolución nos viene a la mente la idea de cambio, término que por supuesto se vincula con la idea lo azaroso y hasta de lo caótico, sin embargo este caos no tiene que ser por regla incontrolable y/o impredecible, si bien es cierto que incluso para las ciencias de las regularidades, llamadas también ciencias exactas resulta imposible controlarlo todo, para las ciencias de la complejidad resulta mucho menos, pero no podemos caer en la lógica extrema aristotélica que nos dice que o es regular o es caótico, creemos que los espacios intermedios entre lo regular y lo caótico son mucho más abundantes y estables (entendida esta estabilidad como un equilibrio dinámico (homeostático) de lo que se cree.  Por todo esto creemos que sería muy importante que reconsideremos el sentido de la revolución, si bien es cierto que en muchos casos tenemos que improvisar y resolver situaciones imprevistas, no creemos que deba ser esta la norma, en tal sentido creemos que incluso en la improvisación debe existir una lógica mínima, producto esta de la experiencia la cual se construye a través de estudios previos. En muchos casos vemos que a favor a la llamada prontitud de la revolución, se dejan de analizar situaciones y por consiguiente caemos en repeticiones de errores que por lo visto no son evaluados y corregidos. A parece a veces que la incursión en estos errores y en convocatorias fantasmas, pareciera que es más una estrategia de la contra revolución que de la revolución misma. Una revolución que no se piensa a sí misma está llamada a su propia autodestrucción, y eso lamentablemente es mucho de lo que se ve en la calle. Está prohibido para el verdadero revolucionario el hacerse fanático, por que si eso pasa, se pierde la capacidad de crítica y es en este espacio desde donde se puede realmente construir la nueva sociedad que queremos. El responder a instrucciones de forma autómata sin analizar, el comportamiento sumiso, y el responder lo más rápido posible como si de una competencia de velocidad se tratara, puede ser en muchas ocasiones, un verdadero peligro para el futuro de la revolución. Creemos fielmente en un proceso de cambios, creemos en el liderazgo del presidente comandante Hugo Rafael Chávez Frías, y creemos en la sabiduría del pueblo, pero también creemos que la revolución hay que cuidarla, y que lo complicado no se puede ni debe confundir con lo complejo; lo complicado es un artilugio para confundir y dispersar esfuerzos, y lo complejo es el proceso que desde la comprensión de los fenómenos sociales puede llevarnos a un mejor entendimiento y por consiguiente hacia el éxito de la revolución bonita que todos y todas soñamos. En tal sentido los complicados son otros, nosotros somos los complejos.