Oscar José Fernández |
Sordera intelectual Agosto de 2004 |
· Aquella persona que se sienta dueña de una idea o de un proyecto educativo, convertirá el trabajo de muchos en un capricho unitario. · Los proyectos así como la poesía adquieren vida propia, hasta tal punto que su transformación y/o evolución no depende de sus promotores originales. ·
Hay una gran diferencia entre organizaciones e instituciones, las
primeras pueden o no durar en el tiempo, las segundas son organizaciones
establecidas y consolidadas. ·
Cuidado con las personas que se creen instituciones. ·
Nada nos pertenece ni siquiera nuestros hijos, por ello al comparar
un proyecto educativo con una experiencia maternal y/o paternal, se puede
generar ante el proyecto el mismo efecto que ante un hijo sobre protegido,
y así como les ocurre a los hijos estaríamos mal criando/creando un sueño
educativo. ·
El temor no puede ser la razón que motorice los cambios, sólo
teme aquel ser dubitativo que sabe que en el fondo está fallando. · El debate sólo tiene sentido si los participantes se atreven a cuestionar al otro e incluso a sí mismos. Si todos queremos usar el sombrero blanco (el bueno de la película), entonces no hay debate posible sino monólogo. ·
¿Cómo se construye un nuevo conocimiento, si sólo los directivos
escuchan lo que quieren escuchar; es decir, a sí mismos. · No es lo mismo una institución académica con vocación política, que una institución política con ciertos rasgos de academia. Y peor aún cuando no es política sino politiquería y adulación lo que se respira. |