Si
uno se viese forzado a definir el modelo de desarrollo venezolano actual
con terminología estándar, diría que lo que nosotros tenemos es un
proceso de "desarrollo desde abajo", o economía de "goteo
hacia arriba" ("trickle up"), en oposición a la de
"goteo hacia abajo" ("trickle down"). Dado que la gran
mayoría de la población en Venezuela está empobrecida, la atención al
problema social es asunto de vida o muerte.
Desde la ruptura del Acuerdo de Bretton Woods en los 70s, Venezuela ha
tenido un sector externo muy volátil, y alrededor de doscientos millardos
de dólares, más que ocho veces nuestra deuda externa, han salido del país
desde entonces, y la inversión, el empleo y la producción se han
derrumbado; en lo atinente a la distribución del ingreso, nos encontramos
entre los países de mayor desigualdad en el mundo (tercero, por encima de
Africa del Sur y Brasil). Como sabemos, las teorías del crecimiento de
segunda y tercera generación, argumentan que las sociedades con gran
desigualdad tienden a estancarse, y el capital humano (incluyendo educación
y salud) y un buen y sólido diseño institucional respecto a la
administración pública, hacen la diferencia en cuanto a crecimiento a
largo plazo, estabilidad política y sustentabilidad. Vezuela ha optado
por tomar esto en cuenta a objeto de tener un programa de desarrollo pero,
a la vez, poniendo especial atención al "capital moral", o sea,
a la solidaridad.
Amor verdadero, o "solidaridad", significa preocuparse por los
demás. En Economía, la literatura sobre el altruismo, en el sentido de
amor verdadero, comienza con el premio Nobel Gary Beker, de Chicago, y ha
mostrado que el preocuparse por los demás, implica transferencias sin
contrapartida que, de hecho, resuelven fallas del mercado. En un entorno
incierto con mercados imperfectos o incompletos, familias, grupos de
amigos y comunidades completas, experimentan transferencias contingentes
voluntarias de miembros del grupo, en tiempos de buenos ingresos, a
miembros golpeados por la mala suerte. Análogamente, cuando el mercado
falla, debido a la existencia de bienes públicos, las comunidades se
benefician de una relación de preocupación para mejorar las asignaciones
subóptimas del mercado. Merece la pena mencionar el ejemplo del
movimiento de Software Libre, cuyo producto caracterizador, GNU/Linux, es
más barato y mejor en un número importante de características,
incluyendo seguridad y dependabilidad, con características de uso
amistoso similares a los del principal proveedor mercantil de un bien público
privatizado, Windows de Microsoft (que ha sido acusada de recurrir a prácticas
fuera del mercado, y abuso del poder del mercado, para imponer su reino,
dañando a la economía por el hecho de que lo mejor no es escogido por
culpa de las actividades aludidas). Otro ejemplo muy común sucede cuando
trabajadores se reúnen para compartir información, que es, por
naturaleza, un bien público, con el objeto de mejorar el funcionamiento
de la empresa. Hasta firmas de Wall Street, el corazón del capitalismo y
el individualismo, diríamos, tienen en cuenta la necesidad de la
solidaridad. Lehman Brothers, en particular, experimentó mejoras
sustantivas, en un caso famoso en el que el Gerente de Inversiones de
capital organizó un equipo de agentes financieros que tenían entre sí
muy buenas relaciones de atención mutua. No es una coincidencia el que,
desde hace algún tiempo, las empresas inviertan en la formación de
"capital moral", tal como lo hacen cuando gastan en cursos de
"inteligencia emocional" para sus empleados. Las Cooperativas,
las cuales resuelven el problema del agente-principal, basado en la
información asimétrica existente tanto entre los propietarios y gerentes
como entre estos y los trabajadores, son el lugar natural para las mejoras
de eficiencia debida a mejor producción y distribución de la información
en el proceso productivo. Es de enfatizar que la principal característica
que establece la diferencia entre las cooperativas eficientes y duraderas
y las turbulentas y de corta vida, es la unión, apoyo mutuo y preocupación
entre sus miembros. Sin extender el análisis a otras instancias de fallas
del mercado, y aun a fallas del Estado, como externalidades, información
privada, racionalidad completa, definición adecuada de los derechos de
propiedad, diremos que la solidaridad es un elemento importante en la
cultura humana en pro de la mejor eficiencia. Lo que el gobierno
venezolano hace es reconocer que la solidaridad existe y la toma en cuenta
en sus planes y su gestión. Una sociedad, como un todo, puede de hecho
ser solidaria para resolver fallas, tanto del mercado como del Estado. La
aplicación del principio de igualdad de oportunidades, implicando
transferencias fiscales, y una organización privada solidaria, muestran
la verdad de lo expresado.
"Desarrollo desde abajo" significa proveer oportunidades para
los pobres en lo atinente a la tierra, el crédito, vivienda, educación,
salud y seguridad social, en un entorno macroeconómico de estabilidad
externa y sustentabilidad fiscal. Las pequeñas y medianas empresas,
cercanas y aliadas del nuevo proceso, y por supuesto las grandes empresas,
aun
cuando pertenecen a las oligarquías tradicionales, se beneficiarán de
este proceso de "trickle-up", por el aumento en la demanda de
sus productos, y por la formación del capital humano de sus trabajadores.
La Solidaridad, es pues, el camino que Venezuela ha escogido para llevar
adelante un programa de oportunidades para los pobres desde el gobierno,
pero comprendiendo que la sociedad misma puede ejercer tal poder al objeto
de resolver los problemas económicos y sociales, y ha optado por la
promoción de cooperativas entre los pobres, suministrando créditos,
tierra, apoyo técnico, educación, salud, vivienda y seguridad social.
En lo atinente a las políticas macroeconómicas, algunos errores han sido
cometidos, signados por la confrontación política contra una red de
privilegiados del pasado que se niegan a comprender el drama social de la
gran mayoría de la población. Después del intento de golpe del 2002, un
diseño de política macroeconómica estándar fue implementado al objeto
de establecer un buen ambiente para las políticas sociales de inclusión.
Se diseñó un programa fiscal de sustentabilidad y control de la
volatilidad, orientado a manejar la coyuntura de alta concentración
interna y externa de capital y pago de intereses. Se diseñó un fondo de
estabilización al objeto de enfrentar la alta volatilidad del ingreso
petrolero; un moderno sistema tributario fue diseñado para resolver la
carencia estructural de ingresos no-petroleros (que apenas alcanza a un
10% del PTB - mientras que la cifra correspondiente es del 23% para América
Latina y del 33% para USA); con respecto a la tasa de cambio, se implementó
un sistema flexible de bandas en torno a un promedio móvil que tenía en
cuenta las fuerzas del mercado, pero que controlaba movimientos bruscos
desde y hacia la economía interna. Por la primera vez en 35 años, la
tasa de cambio comenzó a estabilizarse de manera endógena.
Infortunadamente, un paro general de la producción y de la industria
petrolera fue activado al fin de ese año (2002) por la oligarquía
anteriormente privilegiada, que controlaba la industria petrolera estatal
y, la totalidad del programa, que estaba tan sólo en su comienzo (el
fondo de estabilización y el nuevo sistema tributario estaban siendo
propuestos, y el régimen de tasas de cambio acababa de ser instalado con
gran éxito), fué interrumpido. En consecuencia, un sistema de control de
cambios tuvo que ser establecido y, el programa de estabilización fue prácticamente
abandonado (el ministro a cargo del programa fue cesado).
Es nuestra esperanza que un programa de sustentabilidad fiscal sea
recomenzado. Entiendo que el régimen de control de cambio va a ser
flexibilizado y, es posible que el exitoso anterior régimen flexible será
robustecido - al objeto de controlar los impactos políticos bruscos - con
una tasa Tobin arriba y debajo de las bandas. (Le propuse esta al
gobierno, pero no sé si vaya a ser implementado, pese a que la discusión
sobre como salir de esta situación inconveniente será, cada vez más,
forzado por la realidad de los hechos).
Con respecto al diseño institucional, Venezuela está optando por un
substancial mejoramiento de la administración pública con una
alternativa política radical. Lo que establece la diferencia en la nueva
Constitución venezolana es la /democracia participativa, / que significa
que la gente se autogobierna, al menos, a nivel local. Simplemente
expresado, es como si el dueño, el soberano, decidiera no contratar ya más
a gerentes para que le administren su propiedad, como sucede en la
democracia representativa, sino que quiere administrarla él mismo. Puesto
que, políticamente, cada ciudadano tiene exactamente el mismo poder,
entonces, el administrar directamente el gobierno significa tener una
cooperativa de propietarios administrando lo suyo, pero el esfuerzo de
poner esto en práctica es bastante complejo.
Hay un sentido mucho más profundo en el que un "camino
solidario" ha comenzado en Venezuela. La solidaridad es ejercida, por
definición, por el pueblo mismo. Es algo que proviene de los sentimientos
de la gente. Un gobierno puede reflejar esto por medio de su política
económica y social, puesto que tal gobierno representa a un pueblo
solidario, igual que en una democracia convencional. Todos conocemos las
ventajas de la descentralización. Si la gente misma diseña políticas de
gobierno en una democracia realmente descentralizada, esas políticas,
necesariamente, reflejarán directamente las preferencias de un pueblo
solidario. Tal no ha sido el caso en nuestro tipo de democracia en el
pasado, debido no sólo a las dificultades de los intermediarios en la
democracia representativa, sino también a que los candidatos eran
entonces impuestos por los medios de comunicación masiva y no
representaban al pueblo, sino a los más poderosos grupos de interés. En
un verdadero proceso de descentralización, la sociedad tiene también un
impacto directo en la gerencia y ejerce control social. (Durante nuestra
estadía en el gobierno diseñamos una herramienta, para usar vía
Internet, que permite que no sólo el Presidente supervise el plan de
gobierno y su implementación, sino que también lo haga el ciudadano común;
esa herramienta está siendo adoptada por la ciudadanía). Gobernar
significa, además del diseño de políticas, gerenciar proyectos públicos
comunitarios, controlar gastos y evaluar todo el proceso. Tal proceso sólo
está comenzando en nuestro país. En la realidad, la corrupción es
rampante en Venezuela hoy, dado que las instituciones aún no han
cambiado. Pero la enorme energía que la población posee está siendo
organizada en una red de grupos llamada Conexión Social, que está
cobrando forma y vida, no sólo para gobernar a nivel local, sino también
para imbricar al poder local directo con los niveles regional y nacional,
mediante congresos de delegados comunales: una suerte de senado, con
características territoriales, pero con mucha mayor representatividad que
un senado convencional y, con poder ejecutivo, que comparte con el poder
ejecutivo regional y nacional.
Esto es una gran esperanza para Venezuela y, quien no entienda lo que está
aconteciendo, no podrá comprender lo que va a suceder durante los próximos
10-20 años en nuestro país. Una alta eficiencia ha sido puesta ya de
relieve en el entorno de las "misiones": la participación
activa del pueblo demostró que sumas muy modestas de dinero son
necesarias para producir un importante impacto social. En este proceso, la
burocracia disminuye, y los gastos realmente bajan, haciendo el modelo
sostenible, entre otras buenas cosas.
Estoy realmente optimista.
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