Alfredo Torrealba Asesor de la Comisión de Contraloría Social de la Asamblea Nacional |
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Áreas de interés de Venezuela en el Caribe: el conflicto limítrofe de Isla de Aves y Archipiélago Los Testigos y la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982 diciembre de 2005, publicado en julio de 2006 |
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Resumen En el presente informe se analizan algunas consideraciones que llevaron a Venezuela a no firmar la Convención de las Naciones Unidas Sobre el Derecho del Mar de 1982 y de cómo esta acción ha profundizado cierto resquebrajamiento entre las relaciones internacionales de Venezuela con algunos países vecinos caribeños como, por ejemplo, St. Kitts-Nevis, Dominica, Santa Lucía, San Vicente, Granada y Monserrat, quienes tienen una reclamación territorial sobre Isla de Aves y el Archipiélago Los Testigos. Asimismo, veremos como ya en los años 90 la reclamación hacia Venezuela tomó nuevas dimensiones al sumarse la Comunidad del Caribe (CARICOM) y la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO), lo cual viene a figurar como una novedad de estrategia diplomática efectiva por parte de los Estados caribeños en cuanto al uso de juegos de influencias para atraer aliados en la región, incluso no vinculados al tema por naturaleza geográfica, y crear un fuerte bloque en contra de Venezuela. Esta relación de hechos sugiere un abandono por el uso de medios cordiales y amistosos para la resolución de conflictos internacionales y la búsqueda de medios alternativos que promuevan respuestas más eficaces a partir de la presión política internacional. Palabras Clave
Introducción El 10 de Diciembre de 1982, en la ciudad jamaiquina de Montego Bay, la Organización de las Naciones Unidas anotó la culminación a catorce años de arduas discusiones y presentó ante las distintas representaciones diplomáticas que asistieron a la reunión, la formulación final de la “Convención de las Naciones Unidas Sobre el Derecho del Mar”, la cual vino a complementar y organizar, más aún, la teoría jurídica sobre las áreas marítimas a nivel mundial. Esta convención puede ser considerada como un monumento, sin parangón, a la cooperación internacional en materia de elaboración de tratados. Por un lado, la convención estableció los lineamientos principales de una normativa que pretendía legislar la compleja totalidad de los espacios marítimos del orbe a partir de las fuentes de derecho convencional y consuetudinario, sin dejar de lado la posición de cada uno de los países participantes. Y por otro lado, como aspecto más sobresaliente, la convención propuso una palpable base conceptual que desarrolló en sus 316 artículos (y demás seis anexos) y que contribuyó a formar un “acuerdo global”[1] en cuanto al tema del mar, cuya mayor característica, para ese momento, era la dañina contraposición entre intereses de los Estados, los multifacéticos aspectos de las cuestiones en juego, las posiciones intransigentes de algunos grupos políticos y la falta de una terminología marítima eficaz que fuera reconocida por todos los estados del mundo[2]. No obstante, la Convención del Derecho del Mar no llenó las expectativas de muchos países, como fue el caso de Venezuela quién por primera vez desde 1958 (cuando firmó y ratificó, con muy contadas reservas, la Convención de Ginebra que manejaba también el tema del Derecho Internacional del Mar), puso de manifiesto su inconformidad con el ordenamiento jurídico que presentaba y concluyó por no firmar la convención, no sin antes expresar profundas críticas a la nueva normativa. El encargado de representar la posición de Venezuela en la ciudad de Montego Bay en 1982 fue el Embajador Andrés Aguilar M., quien como Jefe de la Delegación de Venezuela, dirigió una enfática declaración a la plenaria, un día antes de la firma de la Convención del Derecho del Mar, en donde expuso la plena indisposición del Estado Venezolano por asumir las obligaciones y compromisos que se expresaban en el texto final de la convención, en especial, en lo referente a los Artículos 15, 74, 83, 121 y 309. Ahora bien, para entender el trasfondo de la posición encontrada de Venezuela con respecto a los otros países participantes de la convención, será preciso no sólo poner atención a los aspectos normativos específicos de los artículos, sino también, al hecho de que Venezuela aún no ha podido establecer o delimitar el margen fronterizo de sus aguas territoriales con respecto a algunos países del caribe oriental. De hecho, este último factor fue de tal peso que si el Estado venezolano hubiera aprobado la convención en 1982, tal cual como se expresaba, el país habría puesto en riesgo parte de su soberanía. De tal manera, que antes de ahondar en esta discusión del por qué Venezuela asumió esa postura en 1982, a continuación analizaremos cuál es la realidad y el estatus de las áreas marítimas de Venezuela con respecto a los países vecinos del Caribe. I.- CONTEXTO INSULAR MARÍTIMO VENEZOLANO: Venezuela presenta una fachada insular marítima de forma paralela a su costa constituida por tres grupos de islas[3]; el primer grupo se encuentra dentro de las doce millas náuticas (22.224 metros), espacio que, de conformidad al Derecho Internacional, es Mar Territorial venezolano, medido a partir de la costa o de líneas de base, sean normales o rectas, o una combinación de las mismas en fase de bajamar. En él se encuentran las islas, islotes y cayos costaneros pertenecientes a los parques nacionales. Un segundo grupo intermedio se ubica fuera del mar territorial y lo integran los archipiélagos Los Monjes, Los Roques, La Orchila, Los Hermanos, Los Testigos y las islas La Tortuga y La Blanquilla[4]. Cabe mencionar que la soberanía de Venezuela sobre este grupo de islas emana históricamente desde el año 1.777, en base al principio de posesión justa y jurídica Iuti Possideti juri conferido a los territorios de lo que fue la Capitanía General de Venezuela. Finalmente, el tercer grupo esta en el punto geográfico más distante de la Venezuela continental, allí se encuentra la pequeña Isla de Aves, a una distancia de 509 kilómetros de la costa[5]. Igualmente, la soberanía de Venezuela sobre Isla de Aves surge de la Real Cédula de 1.777 que originó a la Capitanía General de Venezuela y a ello se suma una serie de tratados firmados con Estados Unidos, Francia y Holanda. Sin embargo, pese al reconocimiento de estas naciones de la soberanía de Venezuela sobre Isla de Aves, hay estados en el Caribe que no reconocen dicha soberanía[6] e, incluso, no la reconocen como tal, es decir, como una isla. La importancia de este pequeño territorio insular de 500 metros de largo y entre un máximo de 20 y 40 metros de ancho con una altura superior a los 4,5 metros sobre el nivel del mar, cuando la marea esta baja, radica en que constituye el punto territorial a partir del cual Venezuela ejerce la negociación limítrofe con cuatro estados vecinos: Dominica, Sn. Kitts-Nevis, Monserrat y Santa Lucía, quienes reclaman, en fondo, que la Isla de Aves no es tal, sino un islote o roca, que agrega a la Zona Económica Exclusiva de Venezuela, aproximadamente, 75.000 kilómetros cuadrados, en perjuicio de su propia Zona Económica Exclusiva. Del mismo modo, Grenada y San Vicente reclaman que el Archipiélago Los Testigos atenta contra sus intereses marítimos. Ante esta situación, Venezuela ha procurado demostrar que Isla de Aves, en efecto, es una Isla, por ello, Luis Alfonso Dávila García, menciona al respecto lo siguiente:
Ese extenso mar para Venezuela, representado en más de 330 islas, cayos e islotes, conjuntamente con los suelos y subsuelos constituye un área de interés geopolítico para Venezuela y también un formidable reservorio natural de materias primas, razón por la cual es vital el inicio de acciones para brindarle seguridad y desarrollo basados en el nuevo derecho del mar. Por esa razón, no es inapropiado considerar que el área comparte un profundo interés geoestratégico tanto para Venezuela como para otras naciones del área caribeña. Ese conjunto de visiones geoestratégicas antagónicas en el Mar Caribe marcan el comienzo de la complejidad de las relaciones entre Venezuela y sus vecinos insulares, es decir, la problemática del mar mide el avance de las relaciones entre los estados caribeños. El Caribe reúne una seria cantidad de intereses; es un espacio marítimo de tránsito de importancia mundial, cuestión que explica la presencia naval de las grandes potencias hegemónicas del mundo como una característica constante de la dinámica evolutiva de la región. El Mar Caribe tiene la doble característica de ser un mar casi cerrado, un verdadero “mar mediterráneo” del continente americano, y un mar central entre las dos masas continentales de América del Norte y América del Sur[8], por donde transitan Estados Unidos de América (Puerto Rico y Santa Cruz), México (Yucatán), Bélice, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Colombia, Trinidad-Tobago, Antillas Holandesas (Aruba, Curazao, Bonaire) Barbados, Grenada, San Vicente y Granadinas, Santa Lucía, Francia (Martinica y Guadalupe), Dominica, Antigua y Barbuda, St. Kitts-Nevis, Inglaterra (Anguilla e Islas Vírgenes Británicas), Cuba, Haití, Dominicana, Jamaica y Venezuela. En función de ello, surge la visión marítima de Venezuela ha tomado identidad y hoy expone seis grandes objetivos de desarrollo marítimo, los cuáles demarcan las bases modernas de nuestra política exterior hacia el caribe y, a la vez, demarcan los “grandes abusos” de Venezuela a los ojos de los países caribeños occidentales: 1. El carácter vital de ese espacio queda reflejado en que Venezuela lo utiliza para la transportación del 98% de sus exportaciones y el 95% de sus importaciones[9]. 2. La explotación comercial de la ictiofauna marina y de los bosques de mangle, con el conglomerado industrial para agregarle valor a las materias primas obtenidas de nuestros ecosistemas caribeños[10]. 3. La explotación de los hidrocarburos subyacentes en la Zona Económica Exclusiva, mediante la instalación de plataformas de perforación y distribución de productos derivados[11]. 4. El desarrollo de una infraestructura de servicios para el turismo, en adecuado aprovechamiento de los distintos escenarios marítimos[12]. 5. La instalación de sistemas científicos de observación, estudio, vigilancia y control de los ecosistemas costeros y marítimos[13]. 6. La defensa y seguridad mediante el fortalecimiento de la flota para reforzar el control de la navegación y de los recursos[14]. II.- CONTEXTO DE LA RECLAMACIÓN SOBRE LA ISLA DE AVES Y ARCHIPIELAGO LOS TESTIGOS: Los países del caribe oriental que no reconocen la categoría de “Isla” de la Isla de Aves, justifican su reclamo en el Parágrafo Tercero del Artículo 121 de la Convención del Derecho del Mar de 1982 y en el cual se dice:
La Isla de Aves es, a juicio de la Convención del Derecho del Mar y según su terminología, una “roca”, así que Isla de Aves debería ser conocida como “Roca de Aves”, con lo cual Venezuela dejaría de poseer una zona económica exclusiva de más de 75.000 kilómetros cuadrados, siempre y cuando hubiere firmado y ratificado la Convención. Por ese primer y especial aspecto, Venezuela no pudo aceptar el texto de la Convención de lleno, y aunque podía firmar y ratificar la Convención del Derecho del Mar de 1982 en su totalidad haciendo alusión a una reserva con respecto a ese Artículo y a los otros que cuestión, la reunión de Montego Bay inclinó a la mayoría de los países presentes para la ocasión en inscribir un Artículo en el texto final que, a nuestro juicio, es una completa novedad en la Teoría del Derecho de los Tratados, nos referimos al Artículo 309, y el cual dice:
Así, Venezuela no pudo conocer un canal lo suficientemente flexible como para firmar y ratificar la Convención y, en el mismo tiempo, hacer reservas sobre el mismo en algunos de sus artículos. Cosa curiosa y contradictoria, pues para mantener los postulados de la Convención en el tiempo se busco durante todos los años de las discusiones un formato jurídico flexible para los miembros[17.
Ahora bien, pese a que Venezuela no ha suscrito ni ratificado la Convención del Derecho del Mar, en la práctica cumple con la totalidad de lo que postulan sus artículos salvo ciertas excepciones, circunstancia que no es excepcional, pues Venezuela obra de igual manera con respecto a la Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados de 1969, la cual, tampoco firmó ni ratificó. También, en base a ese comportamiento político, la política exterior venezolana hacia el Caribe conlleva una visión algo tradicional y respetuosa, aunque la realidad ha establecido incómodos impasses y acciones pocos cordiales que han matizado las relaciones en la región. Pero, por otro lado, a la fecha, se han logrado delimitar un 70% de las fronteras marítimas gracias a que se han suscrito cinco tratados de delimitación con igual numero de países (Estados Unidos de América, Reino de los Países Bajos, República Dominicana, República Francesa y Trinidad-Tobago) mediante certeras políticas de negociación y entendimiento[18].
Pese a esa voluntad, la Isla de Aves y el Archipiélago Los Testigos, no han sido temas de fácil resolución. Los 75.000 Kms² de espacio marítimo ejercen una presión conocida como «el Efecto de Islas de Aves»[19], que no permite a Venezuela soslayar, ni bajar la guardia, en ninguna de las dimensiones y niveles conceptuales de esta área, quedando en evidencia la importancia que reviste para Venezuela el control de estas islas y su liberación de las pretensiones enemigas. Sin duda, las islas constituyen un punto básico de referencia en los tratados de delimitación que Venezuela debe considerar en las futuras delimitaciones que están pendientes con St. Kitts-Nevis, Dominica, Santa Lucía, San Vicente, Granada y Monserrat.
Ahora bien, desde los años 90’s la situación se ha complicado porque éstos países afectados del caribe oriental han preferido reunirse en un sólo frente y no negociar separadamente sobre estos asuntos con Venezuela; lo cual, significó un nuevo reto diplomático para el país que, ahora, debía administrar su política exterior sobre un espacio continental cuya jurisdicción marítima era compartida por al menos trece países caribeños donde 4 de ellos ponían atención al juego de influencias como mecanismo para ganar aliados políticos en el caribe en contra de Venezuela. Y pese a los esfuerzos diplomáticos venezolanos, esta estrategia recogió sus frutos cuando la Comunidad del Caribe (CARICOM) y la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO) se sumaron a la reclamación en contra de Venezuela[20].
Por ejemplo, la Comunidad del Caribe en su reunión de Bahamas del 2001 (CARICOM) emitió un comunicado final en el cual respaldó a la Organización de Estados del Caribe Oriental, en su reclamo sobre los derechos de Venezuela a generar Zona Económica Exclusiva alrededor de la Isla de Aves. En dicho comunicado se leía lo siguiente:
Por otro lado, vale la pena referirse a que Venezuela también tiene otras delimitaciones de áreas marinas y submarinas pendientes en el caribe insular[22], pero la búsqueda de negociaciones equitativas y bilaterales han quedado estancadas porque no se ha podido dirimir el tema de la jurisdicción marítima de Isla de Aves con nuestros vecinos angloparlantes del caribe oriental, como punto de referencia primo para definir la delimitaciones en espera[23]. En este sentido, y para dar mayor precisión, en el siguiente cuadro se puede observar cuáles son las demandas que conciernen a las delimitaciones pendientes sobre el Archipiélago Los Testigos e Isla de Aves y de los kilómetros que están en reclamación parte de los Estados demandantes:
La respuesta de Venezuela, a todas estas, ha sido siempre enfática. Por ejemplo, en pos de la acentuación de la soberanía de Venezuela en Isla de Aves, en la reunión de CARICOM del 2001, el país puso de manifiesto su intención de construir una base militar en la Isla de Aves para sustituir a los únicos habitantes, hasta ese entonces, un grupo de científicos y militares venezolanos y de esa forma dar un claro mensaje de que nadie podía negar la propiedad de su país sobre este territorio[24]. Finalmente, entre los años de 2003 y 2004 el islote coralino cubierto de arena se hizo causa de una amarga disputa entre los países caribeños cuando, por ejemplo, Dominica reclamó que el islote está unido a su país por un banco de arena submarino de 130 kilómetros a partir del oeste de Dominica[25]. Asimismo, los hallazgos de reservorios de gas natural en la zona han vuelto más álgidas las posiciones encontradas entre los países caribeños contra Venezuela, porque intentan tener participación en el control de ese reservorio[26]. Finalmente, países como Barbados, Antigua y Santa Lucía han asumido posiciones más cerradas contra Venezuela por el temor a que reclame la zona económica de 200 millas alrededor del islote. En ese caso, según el presidente de Antigua, Lester Bird: "ese límite se situaría justo en las costas de Barbados o Montserrat, y eso es un grave problema para nosotros"[27]. CONCLUSIÓN Venezuela y la mayoría de los países del caribe oriental siempre han tenido una relación comercial pro-activa en el plano comercial y cultural a lo largo de los últimos dos siglos, empero no ha sido lo mismo en lo que respecta a las relaciones de Venezuela con Dominica, Granada, Santa Lucía y San Vicente, Sn. Kitts-Nevis Monserrat ya que existe una reclamación territorial aún sin resolver y, la cual, trata sobre la posición de estos Estados insulares quienes niegan a la Isla de Aves (Venezuela) cómo creador de jurisdicción marítima. Venezuela ha puesto de manifiesto su opinión de que Isla de Aves es un islote perteneciente a su territorio y por tanto creador de jurisdicción marítima, en cambio, Dominica, Granada, Santa Lucía y San Vicente, contradicen tal tesis al afirmar que Isla de Aves no es una isla y por defecto no crea jurisdicción según lo estipula el Artículo 121 de la Convención del Derecho del Mar de 1982. Venezuela ha intentado aclarar este escenario a través de sus relaciones diplomáticas, no obstante la situación se ha vuelto un poco más compleja y dificultosa debido a que los éstos Estados insulares, después de la creación de la OECO, han preferido discutir la situación de Isla de Aves como grupo asociado y no independientemente. Dado que las posición de los Estados insulares del Caribe Oriental se ha desarrollado más, ahora, que proceden como grupo a través de la OECO, será recomendable que Venezuela mantenga una política exterior de Estado con respecto al respeto de su soberanía sobre Isla de Aves, sin embargo, esto no querrá decir que el país debe alejarse de las mesas de negociaciones con estos países ya que esto deterioraría la dinámica armónica que siempre ha mantenido en la región. Venezuela deberá recrear modernos planteamientos a la hora de ejercer los contactos diplomáticos con CARICOM, ya que la novedosa postura de esta organización (la cual favorece a los miembros de la OECO y su reclamo), exige de nuestro país un cambio de percepción en la manera de cómo se han comprendido las relaciones diplomáticas en la región. Así, será justo un mayor énfasis político en el caribe, es decir, que no sería del todo inapropiado que Venezuela profundizara sus lazos aún más con cada uno de los países que integran CARICOM, pero no en sentido multilateral, sino en sentido bilateral, en cuanto al acercamiento cooperativo con los Estados cuya posición geográfica no compartirían interés por el tema de Isla de Aves, pues así será posible debilitar la oposición dentro de el CARICOM en defecto de Venezuela. Notas [1] Esta información se puede contrastar con lo expuesto por (CFR.) REPÚBLICA DE VENEZUELA. (1986). EL DERECHO DEL MAR: CONVENCIÓN DE LS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DERECHO DEL MAR. Ministerio de Relaciones Exteriores. Dirección General Sectorial de Fronteras. Caracas, Venezuela. Abril. Pág. IV [2] Ídem. [3] Cfr.- COLOMINE RINCONES, Feijoo. (1999). IMPORTANCIA GEOESTRATÉGICA DE LAS DEPENDENCIAS FEDERALES E ISLA DE AVES. En: ALDEA MUNDO: Revista sobre Fronteras e Integración, Año 5, Nº 9. Mayo – Octubre. [4] Ídem. [5] Ídem. [6] Por ejemplo, Dominica reclama que Isla de Aves esta conectada a su isla por un cadena montañosa submarina. [7] DÁVILA GARCÍA, Luis Alfonso. ISLA DE AVES. MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. Extraído de : http://www.mre.gov.ve/temas/temas7.htm [8] Cfr.- MANIGAT, Leslie (1983). GEOPOLÍTICA DE LAS RELACIONES DE VENEZUELA EN EL CARIBE. ASOVAC, Caracas. [9] Cfr.- VELAZCO COLLAZO, José. (2001). LOS ESPACIOS MARINOS BAJO SOBERANÍA Y/O JURISDICCIÓN DE VENEZUELA EN EL CARIBE Y EN EL ATLÁNTICO ATLANTICO. Instituto Geográfico de Venezuela. Caracas. [10] Cfr.- COLOMINE RINCONES, Feijoo. Op. Cit. [11] Ídem. [12] Ídem. [13] Ídem. [14] Ídem. [15] REPÚBLICA DE VENEZUELA. (1986). EL DERECHO DEL MAR: CONVENCIÓN DE LS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DERECHO DEL MAR. Op. Cit. Pág. 63-64. [16] Ibidem. Pág. 138 [17] Ibidem. Pág. IV-XIV [18] Cfr.- COLOMINE RINCONES, Feijoo. Op. Cit. [19] Ídem. [20] Cfr.- MOLINA DUARTE, Simón. (2004). DISCURSOS EN CLASE. Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela. Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual. Caracas. Venezuela. [21] Cfr.- COLOMINE RINCONES, Feijoo. Op. Cit. [22] Cfr.- JIMÉNEZ RODRÍGUEZ, Armando. (2000). POLITICA EXTERIOR DE VENEZUELA EN MATERIA DE DELIMITACION DE AREAS MARINAS Y SUBMARINAS FRENTE A LA REPUBLICA DE TRINIDAD Y TOBAGO. Instituto de Altos Estudios de América Latina, Universidad Simón Bolívar. Caracas. [23] Cfr.- JIMÉNEZ RODRÍGUEZ, Armando (2000-b). VENEZUELA Y LOS PAÍSES DEL CARIBE ORIENTAL: SAN CRISTÓBAL, NIEVES, ANTIGUA Y BARBUDA, DOMINICA, SANTA LUCÍA, SAN VICENTE Y LAS GRANADINAS, GRANADA. En:: VENEZUELA Y LOS PAÍSES HEMISFÉRICOS, IBÉRICOS E HISPANOHABLANTES. Instituto de Altos Estudios de América Latina, Universidad Simón Bolívar. Caracas.
[24] Cfr.- BBC – LONDRES. (2001). EL ISLOTE DE LA DISPUTA. Extraído de: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_1424000/1424797.stm [25] Ídem. [26] Cfr.- AGÜERO ARTIGAS, Nacarid. (2001). RESERVAS GASÍFERAS ANIMARÍAN RECLAMOS SOBRE ISLA DE AVES. En: EL MUNDO. Julio, 3. Caracas, Venezuela. [27] Cfr.- BBC – LONDRES. Op. Cit. |
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bibliografía CONSULTADA
Fuentes Bibliográficas
Fuentes Electrónicas
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