Alfredo Maldonado

amaldod@yahoo.com.mx

Mujeres ausentes
14 de septiembre de 2006

Muchas reuniones, muchas opiniones, muchas exigencias, muchos nombres, demasiados empeñadamente conocidos, políticos a montón, caudillos sin acaudillados, listas van y listas vienen y nuevamente la dirigencia –por llamarla de alguna manera- opositora no sólo muestra desorden, sino que sigue demostrando que analiza más en términos de salones hoteleros y salas de conferencia, que de calle.

Lo que más se nota es la baja presencia de mujeres en ese liderazgo “oficial” y las precandidaturas opositoras para la Asamblea Nacional, como si éste no fuera un país con un 50 % de mujeres en su población, y como si no hubieran sido ellas las verdaderas organizadores y soportes de la más sólida presencia opositora en estos siete años –o, al menos, hasta la madrugada siguiente al referendo revocatorio.

No me tomen por feminista porque no lo soy, ni aspiro a cargo político que me obligue a una estrategia de presentación demagógica. Soy realista, uno ve las cosas, las calles, los hechos que trascienden a la política; los cambios en las empresas de todo tipo en los últimos treinta años, por ejemplo, y una simple comparación señala la notable presencia de mujeres bien preparadas, eficientes, luchadoras y confiables donde antes sólo estaban las que iban a limpiar los pisos o a servir café.

No darle una participación fundamental, de gran peso, a las mujeres venezolanas en las selecciones de candidatos a la Asamblea Nacional, tanto en el oficialismo como en la oposición, es no saber, entender ni reconocer la verdadera importancia de la mujer en la Venezuela de las últimas décadas. Se sigue teniendo a unas pocas figuras femeninas en pocos cargos destacados, puestas allí con el criterio de demostrar que sí, que nosotros –gobierno y oposición- creemos en la mujer, fíjense que tenemos un par de ministras, alguna diputada, muchos cargos de segundo nivel y hasta una general del Ejército, eso se llama ser modernos. Lo cual termina por ser muy injusto contra esas pocas señoras en cargos relevantes porque no sólo son las excepciones que confirman la regla de la supremacía masculina, sino además ejemplares de vitrina.

Mucho petróleo, compatriota, mucha geopolítica y mucha defensa de la democracia, pero poco seso y demasiada distancia de la realidad venezolana.