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¿Para que una Ley Orgánica de la Cultura..? si ya "el pueblo es la cultura"

6 de junio del 2006

Como  nos han dicho, que la voz del pueblo es la voz de Dios, por lo tanto, la Cultura del pueblo es Ley  de Dios y  debe permanecer sacralizada, inalterada, pura como patrimonio cultural venezolano en la Fundación Nacional de Museos o  en algún Centro de la Diversidad Cultural, donde además tiene “amigos a montones” que la protegerán.

Se empieza a negar  así de este modo, el carácter cultural, en el sentido más amplio que tiene   la Revolución Bolivariana. 

Des-ideologización política, reduccionismo e ignorancia es lo que encontramos  en el discurso de los funcionarios encargados de implementar la política cultural de Estado  en la Revolución Bolivariana.

La ideología política  debe ser el esqueleto que sostiene todo proceso de cambio, en los proyectos culturales se disfraza de un pluralismo  demagógico  del “todos adentro” que sin duda favorece la inclusión y permanencia de los valores de la sociedad capitalista a la que todos pertenecemos y  algunos combatimos.

El discurso inmerso en los programas culturales y artísticos que se intentan desarrollar con obscena y amplia profusión de recursos económicos, son reforzados con fundamentos provenientes de la ambigüedad post-moderna y ecléctica del “todo se vale”  en nombre del miedo, la libertad y la falsa “no-exclusión.”

Se confunde el ideario revolucionario del cambio con los “slogans” propagandísticos típicos de nuestra sociedad capitalista. Los que resultan iguales a  las cuñas publicitarias de la imagen corporativa de las empresas para promover las bondades y vender sus productos comerciales. “Ahora Venezuela es de todos”, “El pueblo es la cultura”, “Todos adentro”, etc.

O los reality shows políticos  televisivos de “Canal abierto”, con público y aplausos “Poderes creadores”, “La réplica”, “Dando y dando”, etc., etc... donde en todos ellos las iniciativas recientes no resueltas, como la participación ciudadana, la contraloría social, las misiones (especialmente la confusa misión cultura), el desarrollo endógeno, y los consejos comunales, se dan por perfectamente realizadas, hasta que  aparecen personas o cartas que indican todo lo contrario.

Aquí entonces la orden del día es la irrupción del “pueblo” pobre con su “cultura” a cuestas llenando el “Buzón de quejas”, producto de la ineficiencia, burocratismo y corrupción del Estado. 

Sin duda, nuestro pueblo tiene una “cultura” que refleja nuestras costumbres y condición humana; (también refleja nuestros ingresos), modos de vida y tiene una expresión artística. Persiste y es natural la interesada “confusión” de los defensores del capitalismo  salvaje, para hacernos creer que la cultura es sólo lo artístico y que la creación artística es básicamente individual, hereditaria, de origen divino y por tanto superior.

Sobre todo, que debe florecer preferentemente, en el seno y bajo el alero del pueblo pudiente y sus empresas privadas. Por ello para nuestros burócratas son imprescindibles las “alianzas estratégicas”, por ejemplo con la Coca Cola, Bigott, La Polar, etc. 

Hemos observado los privilegios que se han otorgado a una élite artística (y… que chavista) y las alianzas estratégicas con las empresas privadas neo-liberales  del pueblo pudiente, son las contradicciones que permanecen en la Política Cultural de la Revolución Bolivariana  que adelanta el Ministro Farruco Sesto y  ello se reflejó en la  Ley Orgánica de la Cultura aprobada en primera instancia en la Asamblea Nacional, que rechazamos y en la protesta de Artistas reconocidos en la inauguración del Salón Exxon Mobil en el Museo de Bellas Artes.

Si el pueblo es todo el universo de seres humanos de nuestra nación, es necesario precisar a qué pueblo se refiere el “slogan” propagandístico del Ministerio de la Cultura “EL PUEBLO ES LA CULTURA y desentrañar por qué el Ministro Farruco Sesto ha declarado abierta y públicamente que “una Ley Orgánica de la Cultura no es necesaria”. 

Propongo destapar la olla de este sancocho cruzado, (que lamentablemente no es de Aquiles Digo en Choroní), con la que nos quieren marear, a fuerza de repetirlo. Porque no basta decir “El pueblo es la Cultura”  sin reconocer primero cómo es nuestra cultura,  es como mirarnos a un espejo, cuáles son los valores y cuáles los anti-valores que permanecen, fruto naturalmente de nuestro pecado original de haber nacido y educados (también maltratados) en una sociedad capitalista, que a pesar de todos los esfuerzos sigue y seguirá vivita y coleando, por muchos, pero muchos años más.

Todos sabemos, porque vivimos aquí, que en esta cultura nuestra, permanecen enraizadas costumbres, adicciones y conductas que son absolutamente necesario cambiar en una revolución cultural, porque son las piedritas en el camino y en el zapato y en el cerebro, que impedirán la marcha hacia una sociedad más justa, honesta, educada, solidaria, no-violenta , donde se imponga la cultura de la tolerancia y el respeto a la condición humana, porque la deuda social, es esencialmente, la deuda  del cambio cultural y educacional.  

En nuestra querida Venezuela Bolivariana,

El pueblo es la cultura de los “póngame donde haiga”

De la adicción a las armas de fuego, los “gatillo alegre”

De la clase política burocrática “saltatalanquera”

De los adictos al bozal de arepa

De los adictos a la violencia doméstica y maltrato a la mujer

De los “diente roto”, que practican el silencio cómplice 

De la auto conmiseración y del los que viven justificando los errores

De los adictos al dólar y lavado de dinero

De los adictos al petróleo y su consecuente contaminación de la tierra

De los que usan la abstención electoral como arma política

Del maltrato a los animales (gallos, toros, y toros coleados)

Mayamera y de “american way of life”,

De la corrupción. Y el “cuánto hay pa’ eso”,

Del creerse que todo lo sabe y usar “el saber como poder”. Académicos.

De  los que imponen a sangre y fuego verdades absolutas

De los adictos al poder y los cargos públicos

De los adictos al show y espectáculos masivos

De los que transforman la información mediática en opinión política,

De los que prefieren regímenes autoritarios

La cultura fóbica a la crítica y auto-crítica.

De la permanente destrucción del medio ambiente

De los discursos demagógicos y de las ofertas imposibles

De los adictos al autoritarismo( dar órdenes sin que se discutan) 

Y PARE DE CONTAR POR AHORA… Sin embargo 

Los valores de nuestra cultura son muchos más y están inmersos en nuestra cultura de la resistencia, de la paz, de la tolerancia, la solidaridad y los derechos humanos.

En toda norma, en este caso una Ley Orgánica de la Cultura, en esta etapa de transición y de cambios, si son en la perspectiva socialista debemos poner al ser humano en el centro de toda reflexión y acción, por sobre la excesiva valoración de los objetos y producción artística, los que naturalmente son absorbidos por el mercado capitalista.